La alarma de Joel había sonado, haciéndolo despertar, y es que su mascarilla no tenía que quedarse ahí toda la noche.
Simplemente era hasta secar.
Retirarla y enjuagar.
-Richard, amor... -lo movió suavemente y, suspirando, el moreno se levantó-. Lo siento, es que debo quitarme esto.
El chico asintió.
-Voy a cambiarme mientras haces eso.
Joel fue a sacarse la mascarilla, mientras el chico hacía lo que había dicho.
A los segundos, el rizado soltó un chillido, porque se había tirado los diminutos bellitos de las mejillas, y realmente dolía.
Salió del baño con un puchero en los labios, viendo a su novio sentado en la cama, atento a él.
-Amoor... -se quejó y el moreno elevó las cejas- me jalé.
-¿Quieres que te ayude?
Asintió y se acercó para sentarse frente a él.
-Pero con cuidado, porque duele.
Richard comenzó a sacarle la mascarilla con lentitud y todo el cuidado del mundo.
Fue lentamente hasta que terminó de sacar toda.
-Guau -soltó, notando que parecía bastante más suave y brillante su rostro, como si se hubiese puesto iluminador del que Yoandri usaba.
-¿Quedó bien?
-Demasiado, diría yo -sonrió y pasó sus dedos por su mejilla-. ¿No te lastimé?
-No, nadita.
Dejó un pico en sus labios y corrió a enjuagarse, feliz con el resultado, y regresó secándose el rostro.
-¿No te vas a cambiar para dormir? -el rizado asintió, sacando su pijama.
Se sacó la playera y Richard simplemente se pasó los brazos detrás de la cabeza, recostándose para verlo, cómodo, disfrutando del pequeño show.
Le vió sacarse el pantalón y se relamió los labios.
Aquello era algo que desde siempre había esperado ver.
O al menos, desde que, en la pubertad, comenzó a verlo más que como un niño bonito y tierno.
El rizado notó su mirada y se sonrojó.
-No me mires así -pidió avergonzado y Richard sonrió, es que realmente le gustaba-. Ya Richard, no estoy jugando, déjame...
-¿Si sabes que eres hermoso?
-Lo sé -respondió haciéndolo reír.
Joel siempre con su ego arriba.
Pero así lo amaba, y ver su seguridad aún más, aunque claro que se le bajaban las defensas con él.
Como en ese momento.
-Joelito... ¿y tu competitividad, dónde ha quedado?
-¿De qué hablas, Richardsito? -preguntó de vuelta, frunciendo el ceño y acercándose para sentarse en la cama y ponerse el pantalón de pijama.
-Tu tío ya va por uno -recordó-. Seguro que ahora mismo tú querrías dos.
El rizado se sonrojó de nuevo, y, metiéndose en el pantalón sonrió avergonzado.
-Déjate de cosas, loco, yo no quiero nada.
-¿Y tu cosa del cabello? -preguntó al notar que no la tenía puesta, y Joel se llevó las manos a la cabeza.
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Aprendí a amarte || Chriserick.
FanfictionY cada mes, puedo decir que mi amor crece tanto como tu barriga.