Conexión

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Katsuki estaba algo aburrido.

Apenas dos semanas en su casa y ya quería volver.

Sobretodo porque pasaba la mayor parte del tiempo solo.

Por suerte su madre le había prohibido a su hermano entrar a su habitación a petición suya.

No tenía humor para lidiar con ese.

Y a pesar de su reciente mal estado comenzaba a mejorar.

Al terminar la suspensión de Deku a dejado de estar tanto tiempo con él.

No quiere presionarlo ni sofocar lo con la idea de no estar ahí todo el tiempo.

Entendía que debía ponerse al corriente con sus clases y que también hacía la limpieza después de clases como castigo.

Castigo que se ganó por su culpa.

Se sentía muy culpable.

Y aunque era fuerte y no lo demostraba, aquel incidente lo había afectado mucho.

Pasar demasiado tiempo solo le hacía recordar.

Ese miedo lo recorría, se paralizaba.

Cuando sucede eso, suele entrar en una especie de estado de ansiedad.

La única persona que lograba apaciguar aquellos ataques era Deku.

Con él pensaba que estaba a salvo.

Lo distraía.

Todos los recuerdos se dispersaban y pronto desaparecían.

Pero no debía depender del chico.

Necesitaba ser fuerte por su parte.

No quería ser salvado.

Queria salvarse a el mismo.

En ese tiempo estaba reparando los daños que le habían causado.

También quería demostrar le al peliverde que era fuerte y que el también podría protegerlo.

Estar a su lado.

Estudiaba bastante para poder estar en el mismo nivel que el resto.

La chica peli negra lo visitaba cada dos veces por semana para darle sus deberes.

Se presento como Momo Yaororozu.

El la llamaba cola de caballo.

Esto por su peculiar peinado.

Debía admitir era muy amable.

De vez en cuando se quedaba a conversar con él por un rato, le preguntaba por su estado de salud y le había llevado en repetidas ocasiones unas galletas caseras.

Aunque admitía no agradar le del todo las cosas dulces, aquellas sabían particularmente bien.

Tal vez había sido por la intención con las que se las dio.

El rol de canela iba muy temprano a verlo, estar un rato y después irse.

Debía hablar muy seriamente con él.

Le contó que salía a correr temprano, antes de clases.

Le mencionó que aún seguía haciéndolo.

Eso significaba que debía madrugar mucho para ir a visitarlo y además entrenar.

Le iba a dar sus buenos golpes por estarse descuidando.

Dulce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora