Capítulo 2

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Valentina sentía cómo el escalofrío le recorría la columna y se extendía por todo su cuerpo. Era hora de hacer algo realmente por Frederick. Recordó la pequeña plática que había tenido con Aden hace unos cuantos días.

—Tienes que comer algo.

Si había algo que agradecer de esta situación era Aden. En todo el tiempo que llevamos aquí, se ha portado a la altura y ha estado pendiente de ella y de Frederick. Veía en sus ojos cierta satisfacción de que a su hermano le estuviese pasando algo como aquello, por más que Aden quisiera disimularlo, la pequeña mueca en el borde de su comisura izquierda de la boca lo delataba. Sólo Aden había acudido a México en cuanto las noticias globales anunciaron que Frederick estaba preso por trata de personas.

—No tengo hambre. —Realmente no la tenía, llevaba semanas sin comer bien, solo mordisqueaba un poco las cosas y luego las dejaba en el plato.

—Hoy nos reuniremos para una pequeña Audiencia, Valentina. Hoy es cuando comenzamos a demostrarles a esos imbéciles que Frederick no es lo que ellos creen. Si todo sale como lo tenemos planeado, Frederick no será vinculado a proceso y podremos arreglar algo.

Valentina lo miró, después de que Aden le haya confiado una parte de cómo se sentía respecto a su marido, ella lo entendía un poco mejor. Aún así, estaba ahí apoyándola y apoyando a su hermano. Él, junto con los abogados de Frederick habían conseguido que se llevara a cabo una Audiencia después de diez semanas. Ahora se encontraban ahí, en una sala con un jurado de siete personas y mucha prensa. Era increíble la cantidad de prensa que había acudido.

—¿Realmente tienen que estar aquí todas estas personas? —Valentina se inclinó hacia Aden mientras observaba a más gente desconocida entrar en la sala—inclusive la prensa, este debería ser un asunto privado.

—No entiendo del todo cómo funciona la justicia Mexicana, Valentina, por lo que no puedo cuestionar el por qué de que todas estas personas se encuentren aquí—el acento de su cuñado al español era demasiado marcado y algunas palabras estaban un poco distorsionadas. —Si todo sale de acuerdo al plan, hoy mismo tendremos una resolución benefactora para Frederick.

—¿Realmente crees que podamos llegar a eso? —Valentina no había querido hacerse muchas ilusiones respecto a cómo iba a desarrollarse esa audiencia, no quería albergar la esperanza ciega de que dejasen a Frederick libre y luego éstas se rompieran cuando se le dictase una sentencia larga en ese horrendo lugar. Había estado leyendo un poco y sabía que la pena para ese tipo de delitos podía llegar hasta la máxima.

—Ahí viene—Aden logró distraerla de sus preguntas con esas simples dos palabras. Inmediatamente se levantó para poder ver a Frederick mejor. Sus ojos se llenaron de lágrimas calientes al ver que se encontraba peor que la última vez que lo había visto. Casi como un acto reflejo se llevó las manos a la boca mientras sentía las lágrimas deslizarse por sus mejillas. Portaba un traje gris claro, camisa blanca y corbata negra, pero se le veía demacrado y con muchas ojeras.

Quiso ir a abrazarlo, consolarlo y decirle que todo estaría bien.

Quería besar todas las heridas que se veían en su rostro y quitarle esas espantosas esposas que tenía en las muñecas, pero justo cuando se disponía a dar un paso en su dirección, sintió como alguien le sujetaba por el antebrazo. Al voltear el rostro se dio cuenta de que era Aden. Trató de zafarse de su agarre, pero le resultó imposible.

—No—negó Aden—lo único que harás yendo directamente con él será condenarlo y arruinar las cosas que tenemos planeadas. Tienes que esperar a que se te llame al banquillo para declarar.

—¿No estás viendo cómo está?

—Eso no tiene importancia ahora si logramos sacarlo de aquí este mismo día.

Valentina®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora