La cabeza de Valentina giró abruptamente para mirar a Frederick. Este se había levantado mirando seria y fijamente hacia el frente, parecía que no estaba consciente de las personas a su alrededor.
—Señor Rousseau—dijo el Juez—¿dispondrá usted de un traductor?
—No, Su Señoría, comprendo y hablo muy bien el español.
Cuando lo vio sentarse en el banquillo después de prestar juramento casi tuvo ganas de vomitar, parecía tan fuera de lugar en ese sitio. Como con ella, el Abogado Defensor comenzó con las preguntas:
—Señor Rousseau, ¿Puede decirme usted a qué se dedica?
—¡Objeción, Su Señoría, irrelevante para el caso!
—No es irrelevante, para saber las acciones que llevaron a mi cliente a decidir cometer tal acto como por el que hoy se le acusa, debemos conocer a qué se dedica. —el abogado se dirigía solamente al Juez, éste asintió ordenando al Fiscal que tomara asiento. —Señor Rousseau, podría usted contestar mi pregunta, ¿por favor?
—Me dedico a la fabricación de muebles de madera. Soy el Presidente de una Industria Maderera en Nantes, Francia—contestó Frederick con solemnidad y la voz firme.
—¿Sería usted tan amable de explicar los motivos que le llevaron a usted a presentarse a una subasta donde se traficaban personas?
—Había cometido una equivocación con uno de mis socios al decirle que tenía una pareja sentimental seria—sintió, porque no podía apartar la mirada de Frederick, como a su lado Sophie soltaba un respingo. Frederick estaba cubriendo a su secretaria. —Sabía que tenía que encontrar una manera de compensar mi error. Era un socio importante si quería seguir expandiendo mi empresa, así que investigue y aproveche que tenía un viaje de negocios a México para poder asistir a la subasta a tiempo.
—¿Fue ahí donde conoció a la Señora Ferroso?
—Sí—se limitó a decir Frederick.
—¿Hay alguna razón por la que usted haya, específicamente, elegido a la Señora Ferroso hoy aquí presente?
—Ninguna que yo haya planeado con anterioridad, solo supe al verla salir que era ella.
—¿Firmó usted algún contrato después de realizada la acción?
—Sí, naturalmente.
—¿Podría decirme el nombre de las personas que figuran como responsables de dicho establecimiento en el contrato que usted posee?
—Zacharias Morales Parra y Martha Aguirre Salinas—dijo Frederick serenamente. Valentina, por su parte, al escuchar esos nombres sintió como el sudor frio le recorría entera y sintió como el aire se condensaba en sus pulmones, no podía respirar.
El Abogado asintió—¿Usted alguna vez hizo uso de la fuerza contra la Señora Ferroso?
—Solo un animal podría herir a una mujer—fue la primera vez en todo el tiempo que Frederick llevaba ahí sentado que Valentina escuchó un tinte de emoción en su voz. Estaba molesto al decir esas palabras, probablemente recordando la plática que ambos tuvieron sobre el tiempo que ella estuvo cautiva en ese lugar.
—La Señora Ferroso ha admitido que está desposada con usted, ¿Cuánto tiempo llevan casados?
—Dos meses. —dijo sin titubear.
—¿No ese es el tiempo que lleva usted preso? —el Abogado si giró entonces hacia el jurado, viendo a cada uno de estos— ¿Cómo es eso posible?
—Acabábamos de casarnos cuando fui arrestado. Nos encontrábamos de camino a nuestra luna de miel.
—¿Se puede saber a qué se debió el retraso si lo que usted necesitaba era enmendar el error que había cometido con su socio?
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Valentina®️
Roman d'amourFrederick ha sido encarcelado bajo el delito de trata de personas, pero Valentina no piensa quedarse de brazos cruzados esperando a que la policia mexicana escuche su versión de los hechos. Va a recurrir a quien cree puede ayudar a Frederick: Aden. ...