—¡No te atrevas a irte de esta habitación, Frederick Rousseau!
Valentina no supo de dónde vino ese arrebato, pero cuando menos lo pensó, estaba frente a él, dándole bofetada tras bofetada sintiendo las lagrimas caer por su rostro.
Frederick la miraba estupefacto, asombrado por su ira.
—¡¿Acaso crees que quiero dormir mientras tú vas a no sé dónde?! Estoy cansada, Frederick, ¡y tengo miedo de que no regreses si sales por esa maldita puerta! —le gritó lo ultimo mientras golpeaba su pecho, ya sin fuerza, el arrebato de ira se había esfumado al pronunciar las últimas palabras y ahora solo quedaba el miedo y el dolor.
—Valentina...
—No, Frederick, no me hagas querer entender algo que no tiene coherencia. Acabas de volver a la libertad, acabas de volver a mí—ella lo miraba sollozando, quería parar de llorar, pero esa presión en el pecho no cesaba. —No puedes pretender que acepte simplemente que te vayas de mi lado ahora mismo.
Frederick la abrazó contra su pecho. —Solamente iba a tomar un trago, Valentina, no iba a ir a ninguna parte.
—No me mientas, Frederick, sé que planeabas ir a la empresa—los sollozos de ella iban cesando poco a poco, pero las lágrimas seguían saliendo. —No puedes ir ahí ahora tú solo, Frederick, no sabes cómo están las cosas y hasta que alguno de tus hermanos se aparezca por la mañana ahí, no sabrás cómo están.
Con un suspiro hondo, Frederick le dijo: — No puedo quedarme así, Valentina, no puedo dejar que mi empresa se hunda. ¿Qué tipo de jefe sería si dejo que eso pase?
—Yo te necesito aquí, Frederick. Necesito a mi marido aquí conmigo—Valentina cerró los ojos sintiendo que algo iba mal con ella. —Han sido unos meses horribles en los que he añorado nada más que tenerte conmigo y poder dormir contigo. Pero por lo que veo tú no has pensado en nada que no sea tu empresa.
—¿Te estás escuchando, mujer? Estás siendo tonta e irracional—sintió como Frederick la levantaba en brazos y la llevaba a la cama, sentándose con ella en su regazo—¿Acaso no recuerdas lo que te dije hace once horas? Valentina, he soñado contigo todas estas noches, queriendo sentir tu pequeño cuerpo y calor junto a mí. No he podido dormir porque no es lo mismo ya, para mí, dormir en una cama vacía sin ti. Te necesito a mi lado, pero ahora mismo me siento impotente. Tengo miedo—Valentina soltó un jadeo al escucharle decir eso y levantó la mirada para toparse con la azul de él. —No sé cómo enfrentar a mi familia ni a mis amigos. No sé qué es lo que piense mi madre de mí ahora mismo y me aterra, porque sé que no se ha comunicado para saber cómo iba el asunto, lo único que sé es que, para ellos, he estado encarcelado por un crimen terrible. Sé cómo enfrentarme por mi empresa, siempre lo he hecho, es por eso que quería ir ahí. —Frederick agachó la mirada—Tú y mi empresa son lo único seguro que tengo, Valentina y sé que a cada cosa que yo decida estarás tú ahí apoyándome y no porque debas, sino porque quieres, porque has dicho que me amas y sé que el amor es comprometerte a la otra persona porque tu alma la ha elegido para pertenecerle por el resto de la eternidad. Eres mi compañera y sé que no te perderé, pero necesito que me apoyes en esto porque no sé cómo hacerlo solo.
Era la primera vez en el tiempo que tenía con Frederick que lo escuchaba con miedo. Lo había escuchado furioso y vulnerable también, roto incluso, pero nunca con miedo.
Valentina lo besó con suavidad en los labios. —Frederick, te prometí que estaría contigo, que iba amarte por siempre, lo prometí el día que nos casamos y pienso cumplir mi promesa. Sé que me amas, porque a mi corazón no hace falta oírtelo decir, me lo demuestras en cada toque y en cada beso. Me duele ver que tienes miedo, eres un hombre tan fuerte que no puedo ni imaginar las cosas terribles que tuviste que pasar en prisión...—acarició su rostro una vez más, evitando tocar donde tenía los moretones—pero estaré aquí contigo para hacerle frente a todo y ayudarte a sanar todas las heridas nuevas y las viejas.
ESTÁS LEYENDO
Valentina®️
RomanceFrederick ha sido encarcelado bajo el delito de trata de personas, pero Valentina no piensa quedarse de brazos cruzados esperando a que la policia mexicana escuche su versión de los hechos. Va a recurrir a quien cree puede ayudar a Frederick: Aden. ...