Capítulo 11

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—¿Qué tal tu día de compras?

—¿Qué tal tus juntas? —preguntaron Valentina y Frederick al mismo tiempo en cuanto ella entró en la oficina de él. Valentina rió suave mientras Frederick solamente sonrió—yo pregunté primero.

—Fue un día difícil, hay muchas bajas, por lo que la producción es más lenta, aunque debemos agradecer que no se ha detenido—Frederick hizo su silla un poco hacia atrás, señal que Valentina conocía como invitación para ir a sentarse en su regazo. Una vez ahí, le echó los brazos al cuello dándole un beso corto en los labios—Mis hermanos han hecho un buen trabajo, pero tengo que mejorarlo. Tengo que viajar... —Valentina se tensó al escucharle decir aquellas palabras, no quería que él viajara, su último viaje no había terminado bien. —No te preocupes, dulzura, no pasará nada.

—¿No puedes dejarlo para después?

—Me temo que no—soltó un largo suspiro—pero puedes acompañarme, si gustas.

—¿Tú pensabas que iba a dejarte ir solo? —Valentina arqueó una ceja, fingiendo incredulidad y arrancándole una sonrisa, más parecida a la real, a su marido—¿A dónde iremos?

—Le haremos una pequeña visita a Alik en Rusia.

Valentina recordaba bien al alto y guapo ruso. Arrugó un poco el entrecejo, mirando a su marido directamente a los ojos. —¿Estás seguro que no puede él venir aquí?

—Me temo que, aunque Alik sea uno de mis amigos, no puedo permitirme en este momento el lujo de exigir nada, Valentina. La empresa sigue en riesgo a pesar de que no ha colapsado aún, no tengo ninguna inclinación por viajar en este momento, pero me veo forzado a ello. Aden piensa que si Alik sigue firme a mi lado, eso permitirá que los demás se mantengan firmes también.

—No creo que Alik Levidiev tenga el poder para hacer eso, Frederick—Valentina llevó su dedo pulgar al entrecejo de él, acariciando su piel hasta que se suavizó, eliminando el ceño fruncido.

Frederick soltó un profundo suspiro. —Alik nunca toma decisiones a la ligera, nunca se arriesga a menos que sepa que vale la pena hacerlo. Tu lo escuchaste el día de nuestro compromiso, no creía que mi empresa y yo fuésemos a funcionar, pero al final decidió arriesgarse y hasta antes de lo que sucedió, estaba funcionando magníficamente. Si logro convencer a Alik de que no retire su asociación conmigo, entonces podré tener mayor probabilidad de que los demás socios se mantengan, inclusive puedo hablar con los que han retirado la asociación.

—Aden mencionó que los japoneses habían sido de los primeros en retirarse. —Frederick asintió, a lo que Valentina continuó: —solo espero que no estés pensando en hablar con ese hombre, Frederick, si fue demasiado rápido para retirarse del proyecto, sin antes haber escuchado tu versión, entonces no creo que se hubiera mantenido leal a su trato.

—Japón es un lugar importante en la economía, Valentina, no puedo simplemente ignorar a Mark Shung o dejar que ese contrato se vaya al traste—Valentina podía detectar el rencor en el tono de voz de su marido—Si él decidiese que, a pesar de haber hablado con él, no quiere pensarse la asociación, entonces, y solo entonces, buscaría otro posible socio.

Valentina se limitó a abrazarlo. No quería que volviera a tratar con alguien que le dio la espalda sin miramentos, pero era verdad que ella no comprendía casi nada sobre manejar una empresa. Por más que ella estuviese dispuesta a estar para él emocionalmente y ayudarlo a pasar por esa experiencia, la verdad es que era totalmente inútil cuando de ayudarlo con su empresa se trataba.

—¿Cuándo nos marcharemos?

—Mañana a primera hora—Valentina podía sentir la tensión que emanaba del cuerpo de Frederick cuando la abrazó de vuelta. Tal vez lo que Frederick realmente necesitaba, con ese viaje, era ver que en la cara de su amigo no había acusaciones, que Alik no lo juzgaría por lo que había hecho. Solo el pensamiento de eso hizo que Valentina se sintiera más animada a ir, pero antes tendría que hablar con el ruso y dejarle unas cosas claras.

Valentina®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora