Capítulo 5

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Capítulo 5

―Esta será su casa, sacerdote ―habló el guardia encargado de escoltarlos. Los tres hombres observaron la casa de dos pisos muy hogareña, el guardia no tardo en despedirse de ellos y avisar que sus cosas llegarían en la mañana.

Los tres entraron a la casa al encontrarse solos. Dentro el lugar era espacioso, contaban con una sala, cocina y una puerta que daba a un sótano. Arriba había dos habitaciones más un baño. Los tres se miraron y, antes de decir algo, Fargan corrió a la habitación que se encontraba más cerca. La puerta se cerró y escucharon un "es mía" del parte de mayor.

Tanto Auron como Rubius maldijeron al hombre y se miraron antes de tratar de entrar al mismo tiempo a la habitación que quedaba disponible. Entre empujones, ambos entraron.

―¿Viste el sofá de la sala? Eres más pequeño, cabes perfectamente allí.

―Mi espalda no soportara dormir allí, cerdo. Mejor duerme en el suelo y déjame la cama.

La lucha de miradas era intensa, ninguno de los dos quería ceder, la comodidad de ambos por el próximo tiempo estaba en juego. Sin pestañear, los minutos pasaban, ya podían escuchar al jodido de Fargan roncar.

―¡Bien! Esto no tiene caso ―Rubius apartó la mirada mientras hablaba―. Ninguno de los dos va a ceder, así que durmamos juntos, la cama es lo suficiente grande para ambos ―el rubio sonrió―. Además, no es como que ocupes mucho espacio.

―Cabrón, sólo no te discuto porque estoy demasiado cansado para hacerlo, quiero el lado derecho ―Rubén levantó los hombros en señal de no importarle el lado donde dormiría.

Ya con ambos acomodados en la cama, el silencio en la habitación era relajante. ―Esto me recuerda a cuando hacíamos pijamadas ―Auron mantuvo los ojos cerrados al escuchar al rubio― ¿Lo recuerdas? Cuando tu mamá nos preparaba esos aperitivos y ese chocolate con bombones, era delicioso.

Claro que lo recordaba, su infancia es algo que recordaba perfectamente. ―Mmm... Fue hace tanto, mejor deja de hablar y duerme, calvo ―Auron se acomodó de lado dándole la espalda al rubio.

Auron sintió al otro también acomodarse, de pronto, sintió un brazo sobre su tórax. ―¡Qué haces? ―gritó volteando a ver al rubio.

―¿Te abrazo?

―¿Pero por qué? Aléjate.

―Vamos, Auroncito, tengo que abrazar algo para poder dormir y tú eres casi del tamaño de mi peluche favorito ―Rubius se carcajeó ante su propia broma. De un codazo Auron lo alejó.

―Eres un imbécil, cerdo, no quiero que te me acerques, duerme en tu lado. Y más te vale que no me despierte y te sienta restregar algo contra mí, puerco ―la amenaza del mayor sonaba muy en serio, por lo que el rubio decidió hacer caso y acurrucarse en su lugar.

El silencio volvió a ser roto minutos después, está vez por Auron. ―¿Realmente te quedaras aquí?

Esa pregunta sorprendió al rubio, quien tardo en contestar aquello. ―¿Quedarme? No lo sé, todo es tan loco, pero... tan real, siempre lo ha sido ―Auron se sentó rápidamente al escuchar lo último.

―¿Qué quieres decir? ¿Cómo que siempre? ¿Hay algo que no me has dicho, Rubén?

El rubio también se sentó con algo de nerviosismo en la cama. Trataba de evitar la mirada del de cabello oscuro. Auron sabía que lo siguiente que dijera Rubius sería de vital de importancia para marcar su destino desde ese momento y una parte de él no quería escucharlo.

It has to be you (Fate series 1: LuzuPlay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora