Capítulo 7

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Advertencia: Las parte en cursiva son recuerdos. 

Capítulo 7

Lana miraba el cielo, contemplando las numerosas nubes que lo surcaban. El suave viento movió sus cabellos de oro y las hojas que se mecían a la par se desprendieron de los árboles cayendo sobre ella. Luzu acercó su mano para retirar las hojas de su cabello, ella le sonrió y se apoyó en su hombro.

―¿No crees que son hermosas esas nubes?

―Creo que son lindas nubes, sí.

―No te oyes muy convencido. Me encantan lo libres que son, pueden ir a cualquier sitio por el mundo ―Luzu notaba como los ojos de Lana brillaban al decir aquello―. A veces pienso en lo divertido que sería ser así.

―¿Suave y esponjosa como una nube? Ya lo eres ―Lana soltó una carcajada ante su comentario.

―No, tontito. Libre, como ellas.

―Pero eres libre, no estás encarcelada.

―De alguna forma siempre estamos encerrados en una prisión, Luzu. Ya sea una celda o algo más grande como este pueblo.

―¿Te sientes prisionera aquí? ―Lana lo volteó a ver al escuchar la preocupación en su voz.

―No, no. Sólo... me gustaría poder conocer más allá, sólo eso.

―Bueno, en la siguiente expedición puedes venir conmigo ―Luzu sonrió.

―¿Cómo unas vacaciones?

―Como unas vacaciones ―los labios de Lana se estamparon con los de Luzu en un profundo beso, sellando su promesa.

...

La invasión a su pueblo llegó un día de invierno. Ellos no se lo esperaban, fue un ataque sorpresa. Los guardias de esa noche habían sido derribados en un segundo, los guerreros tuvieron apenas tiempo de tomar sus espadas y escudos para defenderse.

Lo que pudo ser una pelea fácil fue un total desastre, pues aquello contra lo que luchaban no eran humanos, sino monstruos. ¿De dónde habían salido? Esa era la pregunta. Aquellas cosas nunca antes se habían visto, ni leído sobre ellas. Luzu junto a sus camaradas lucharon hasta el cansancio con ayuda de los dioses y realmente no parecía una guerra perdida.

Pero aquella confianza fue lo que los hizo perder. Mientras él luchaba, Lana se encargaba de los refugiados, ella junto a otras guerreras los protegían. Cuando creyeron que habían ganado, siendo Vegetta quien atravesó al último monstruo, los aldeanos salieron de los escondites para festejar aquella victoria. Lana llegó hasta él para abrazarlo, haciendo él lo mismo. Todo debía estar bien en ese momento, pero no fue así.

Entre risas y gritos de victoria, nadie se percató de aquel ser bestial que se acercaba al pueblo, no hasta que fue demasiado tarde. Fueron derrotados, todos.

Luzu, en sus últimas exhalaciones de aquella vida, pudo ver a sus amigos agonizar a su lado. Vegetta, Willy, Alex y... Frank, todos estaban muriendo. Pero lo que no soportó ver fue a Lana a escasos metros de él, muerta. Con sus últimas fuerzas, se arrastró hasta su cuerpo y tomó su mano ya fría.

La promesa de encontrarse de nuevo pronto fue lo último que salió de sus labios antes de que cerrara sus ojos y que los brazos de los dioses lo acunaran hasta su próxima vida.

...

Luzu recordaba aquello cada día, en su mente aún estaba vivido el recuerdo de su rostro llenó de sangre, su tacto frió, sus ojos sin vida. Esa fue la última vez que vio a Lana, y aquello era lo que más atormentaba al castaño todo este tiempo, lo que lo despertaba cada noche desde hace décadas.

It has to be you (Fate series 1: LuzuPlay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora