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El era un monstruo.




























Jeno recuerda perfectamente su infancia. Él es quien es por ella, era increíble como esa etapa podía definir tu vida completa, como en esa etapa se formaba todo lo que serías.

Jeno nunca pensó crecer para matar.

Pero las cosas a veces no son como uno quiere.
Jeno era el mayor de cuatros hermanos, tres hermanos que la vida le había regalado. Lo único que le provocaba felicidad hasta hace unos dos años. Jeno había crecido con su madre y hermanos, al principio todo era perfecto, a penas tenía 7 y la compañía de Hyunjin y Hyunjae, pues Jisung aún no nacía.

Vivían en un pequeño departamento y su madre era enfermera a medio tiempo en la no tan grande clínica que quedaba a pocas esquinas. No era el mejor sueldo pero al menos podían comer helado los fines de semana, a veces podían alquilar películas y comer pizza. Siempre eran ellos cuatro contra el mundo.

Hasta que llego el.

Jeno recuerda muy bien ese viernes, cuando ya con ocho años volvía del departamento de en frente, con Hyunjin en sus brazos y tomando la mano de Hyunjae ya que estaban con la vecina que los atendía a veces. Ese señor estaba ahí con su madre, reía y la hacia reír, se veía mayor y algo extravagante.

A Jeno no le gustó.

Pero luego de unas cuantas semanas y el hombre trayendo juguetes que nunca habían visto, llevando comida que nunca habían probado logro ganarse el cariño de sus hermanos. Traicioneros, ellos les prometieron que no dejarían a ese hombre quedarse en su casa.

Pero ciertamente no fue en casa. Se mudaron a una más grande, con grandes ventanas y un enorme patio, el hombre tenía autos y su madre siempre se subía delante con el mientras acariciaba su pequeña panza que con el tiempo crecía. A Jeno no le convencía pero todo parecía marchar bien, luego de unos meses bajo sus defensas con el hombre cuando su pequeño hermano nació, fue la adoración de la familia, fue la luz del hogar.

Lástima que el pequeño Jisung no podía alumbrar tanta oscuridad.

Llanto, gritos, maldiciones...

En eso se resumió la vida de su familia luego de tres años. El hombre ya no era el amable señor de los juguetes, en cambio era el señor de los golpes. Ya no llevaba comida deliciosa, no los dejaba jugar, ellos debían quedarse sentados por horas escuchando documentales en alemán, viendo como el hombre reía mientras se burlaba de ellos, se burlaba de sus hermanos al verlos llorar porque estaban aburridos.

Jeno hubiera preferido que fueran los documentales, pero cuando comenzó a atar a sus hermanos, a gritarles y enseñarles sus "leyes" todo fue peor. Pero sobre todo, había algo que enojaba a Jabek, y es que Jeno no se fustraba, Jeno no lloraba, Jeno nunca se mostró débil. Lo llego a torturar calentando la cuchara con la que comía y pegandola en su brazo para que llorara, más sin embargo nunca lo hizo, nunca se mostró débil.

Pero todos tenían un límite.

-Hazmelo a mi.-Jeno sabía que no debía hablar, ahora el hombre sabía cuál era su debilidad pero es que estaba tan asustado cuando vio al hombre tomar al pequeño Jisung y tomar un vidrio de la foto donde su difunta madre posaba para cortar el brazo del pequeño. Jeno tuvo miedo.

-Pero que tenemos aquí. Un superhéroe.-El hombre rió haciendo que el alcohol en su boca se escurriera.

-Sólo no lo toques, hazlo.-dijo Jeno mostrándole su brazo.

Ese día fue muy malo.

El hombre se había quitado su cinturón, había hecho a Jeno arrodillarse y lo había golpeado 78 veces. Jeno aún lo recordaba, era lo último que recordaba luego de desmayarse y escuchar a sus hermanos gritar. Hyunjae decía que era estúpido que se preocupara más por ellos que por si mismo.

M A F I A [NOREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora