Día 9

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La situación se repetía; Kedamono en la caja y Popee con una sierra, el lobo sabía como acabaría esto, pero el rubio seguiría intentando este truco hasta que le saliese como el manual decía, el ruido de la sierra cortando la madera de la caja llegó a los oído del lobo quien cerro sus ojos fuertemente y sudo frío, temiendo de lo que pasaría y rezando porque algo lo salvase.

Ya sentía el filo de la sierra apunto de tocar su abdomen pero esta no lo rebano; el ruido de la sierra ya no se oía, abrió sus ojos encontrándose con Popee mirando al frente y el volteo a la misma dirección y vio una tormenta que venía hacia ellos.

     Aquello era repentino pues el clima era soleado, el cielo azul que estaba de su lado hacia contraste con el cielo gris con nubes, lluvia y truenos que venía hacia ellos, Kedamono intentó salir de la caja pero esta tenía candado y miró con súplica al rubio.

Popee ayudó a Kedamono rompiendo el candado con la sierra y sacando al lobo de la caja, los dos corrieron hacia la carpa de Kedamono –la que estaba más cerca en aquel momento– lograron escapar de la lluvia y una vez dentro de la carpa del lobo recuperaron el aire.

—Gracias Popee.

—De nada.

—¿Cuanto tiempo crees que dure la tormenta?

—No lo se, parece que va a durar horas... —Los dos se sentaron en la cama, Popee sacó de su morral un libro y se sumergió en la lectura y Kedamomo optó mejor por dormitar; el susto doble lo dejó agotado.

     Los minutos se volvieron horas y la tormenta no había parado –podría decirse que empeoro– y el rubio que ya había acabado su libro puso su atención en Kedamono que se encontraba dormido, la expresión de su máscara era tan tranquila, «¿Su cara...

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     Los minutos se volvieron horas y la tormenta no había parado –podría decirse que empeoro– y el rubio que ya había acabado su libro puso su atención en Kedamono que se encontraba dormido, la expresión de su máscara era tan tranquila, «¿Su cara se verá así de tranquila mientras duerme?» pensó el rubio.

     En el tiempo que llevan de novios Kedamono nunca le había dejado ver su rostro a Popee, Popee no quería presionarlo a que le mostrase su cara pues sabía que era un tema delicado para el lobo y no quería que lo qué pasó aquella vez por culpa suya y de la Rana se repitiese nuevamente, no quería que Kedamono lo dejara de nuevo. Kedamono se removió sacando de su trance al rubio y se despertó, todavía oía los truenos y la lluvia.

—¿Cuanto tiempo a pasado? —pregunto Kedamono con voz adormilada.

—Creo que cinco horas, ya es casi de noche.

—¿Pasa algo? —Dijo el lobo mientras estiraba sus brazos.

—¿A que te refieres? —pregunto Popee nervioso sin saber realmente porqué.

𝟑𝟎 𝐃í𝑎𝑠 𝐎𝐓𝐏 ⁺¹⁸: 𝓟𝑜𝑝𝓚𝑒𝑑𝑎.​​​​​​​​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora