Día 20

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Kedamono no era un buen cocinero, eso se sabía por un accidente que tuvo una vez en la cocina intentando preparar el desayuno, aún recuerda las quemaduras que recibió solo por prender la estufa y como Popee curó todas sus heridas, enseñándole cosas básicas al momento de cocinar, eso ayudó a que por lo menos ya no prendiera fuego a la cocina o así mismo cada vez que la usase.

Kedamono tenía un reto para sí mismo, hoy hornearía galletas, se puso un delantal y siguió todos los pasos al pie de la letra y sin aparentes fallos, incluso se aventuró a hacerlas en figuras distintas, cuando el cronómetro indicó que ya estaban listas, con los guantes de cocina puestos sacó la bandeja con las galletas, las cuales se veían apetitosas y tenían buen aroma, espero a que enfriaran un poco y probo una, el sabor era delicioso, pero faltaba una segunda opinión, Papi se había ido con Alien por lo que fue en busca de su novio.

Popee estaba leyendo una revista en una de las sillas de playa con sombrilla, estaba tan concentrado en la lectura que cuando sintió la mano de Kedamono en su hombro se sobresaltó, pero al ver la dulce y tierna sonrisa en la máscara del lobo se tranquilizó y le devolvió la sonrisa a su novio.

—¿Que pasa Keda? —pregunto Popee ladeando un poco su cabeza.

—Popee, yo... horneé galletas, se que no se cocinar tan bien como tú, pero creo que no me quedaron tan mal y por eso quiero saber tu opinión... ¿podrías probar una?— pregunto Kedamono con una sonrisa tímida mientras mostraba un plato con las galletas que hizo, Popee dio una risa leve y asintió a la petición del lobo, abrió su boca esperando la galleta y Kedamono se la dio.

—¡Mmm, es deliciosa! te quedaron muy bien Keda —dijo el rubio una vez que la comió y saboreó, en el fondo sintió algo de envidia hacia Kedamono pero prefirió dejar de lado ese sentimiento para en su lugar felicitar a su novio, Kedamono se sintió realmente feliz, amaba cuando lo halagaban, en especial si era de parte de su novio, por lo que no pudo evitar remover su cola estando contento, haciendo que a la vista de Popee se viera demasiado adorable y sin poder evitar acariciar la cabeza de Kedamono.

—¡Otra! —dijo Popee abriendo su boca de nuevo  a lo que Kedamono sonrió y le dio otra galleta en la boca.

     Siguieron comiendo entre los dos de las galletas hasta acabarse todas, ignorantes de la verdad, que el sabor tan delicioso de esas galletas no solo eran por el hecho de haber sido preparadas con mucha dedicación y cariño por el lobo, si no porque el frasco que supuestamente contenía vainilla, en realidad contenía un líquido que aumentaría el deseo sexual de forma desenfrenada, teniendo similitud al frasco original de vainilla –incluyendo en el olor y el sabor–, era cuestión de minutos para que el efecto de la pócima les hiciese efecto.

     Siguieron comiendo entre los dos de las galletas hasta acabarse todas, ignorantes de la verdad, que el sabor tan delicioso de esas galletas no solo eran por el hecho de haber sido preparadas con mucha dedicación y cariño por el lobo, si no po...

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Fue en menos de de media hora que comenzaron a sentir los efectos de la pócima mientras Kedamono veía la televisión y Popee continuaba leyendo su revista, «Esto es extraño ¿Por que siento esta sensación de repente? ¿Y por que se siente de esta forma?...» pensaron al mismo tiempo, por mucho que intentaban dejar de lado esas repentinas ganas de tener sexo, no podían evitarlo, por mucho que intentaron concentrarse en otra cosa al final dejaron de ponerle atención a lo que veían y sus vistas se cruzaron al mismo tiempo transmitiendo lo que sentían en este momento.

𝟑𝟎 𝐃í𝑎𝑠 𝐎𝐓𝐏 ⁺¹⁸: 𝓟𝑜𝑝𝓚𝑒𝑑𝑎.​​​​​​​​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora