Día 30

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Una semana... había pasado desde que Kedamono le había dicho a Popee sin pensarlo mucho que se casara con él, una semana había pasado desde que ambos no supieron que decir por eso, y una semana había pasado desde que el lobo evitaba al rubio pues a su forma se había arrepentido de decírselo, y durante el transcurso de la semana, Popee decidido algo, le pediría a Kedamono que se casara con él.

     Cuando le pidió que fuese su novio, su declaración incluso si fue sincera, sentía que debía ser más especial en aquel momento, no solo demostrarle con palabras si no con acciones lo serios que eran sus sentimientos hacia el, y la propuesta que le haría ahora era aún más grande que la de aquella vez.

     Y fue por eso que aprovechando que Kedamono solo salía de su carpa para ir por comida le hizo una cena romántica para el, como las que salían en esas películas románticas que rara a la vez podía ver en los dvd que pedían por correo o como en esas historias cursis que odiaba pero leía de igual forma para reírse y a su vez tomarlas como "guía" en su relación con el lobo.

     Era ya el atardecer, y para que todo fuera perfecto tuvo que pedir ayuda, más que nada porque pensaba que si no mantenía a los demás al tanto estorbarían y lo arruinarían todo, Popee terminaba de poner la mesa con las velas y la comida para él y Kedamono, sonrió al ver que todo se veía bien, verifico que en su morral azul estuviera la caja con la sortija de matrimonio, una vez todo listo fue por su novio, tuvo que casi rogarle para que saliera, le puso una venda en los ojos y una vez ambos frente a la mesa le quitó la venda.

     —Listo Keda... abre los ojos —dijo Popee, él antropomorfo abrió los ojos y al ver el detalle de Popee puso una expresión en su máscara de asombro y emoción.

     —Popee, esto es... ah no tengo palabras, es muy lindo de tu parte —dijo Kedamono riendo tiernamente, haciendo que el rubio lo viera embelesado, pero se despabilo rápidamente.

    —Gracias, en fin, toma asiento —dijo el rubio  separando un poco la silla de él de pelaje morado para que este se sentara como había visto en esas historias, Kedamono asintió y se sentó, Popee se sentó también e hizo una seña a Papi a lo lejos sin que el lobo se diera cuenta para que este comenzara la música, Papi alzó el pulgar y tomó un violín para comenzar a tocar una melodía suave y romántica para el momento.

     —Espero que te guste la comida, hice todo lo que te gusta, y más porque sé que no has comido muy bien —dijo Popee, en la mesa había carne, sopa, pastelitos y sobretodo pollo frito.

     —G-Gracias Popee, no tenías que molestarte ven todo esto —dijo Kedamono que comenzó a comer, solo que esta vez a diferencia de como acostumbra lo hizo de una forma correcta y tranquila, pues sentía que si lo hacía como siempre desentonaría con el ambiente, Popee sonrió y comenzó a comer de la misma forma.

     —¿Y como has estado? No me llamaste para ningún truco ni nada, ¿o practicaste solo? —pregunto Kedamono.

     —No no, está semana no practique trucos, en parte por preparar esto y... algo más —dijo Popee algo tímido al final.

     —Ya veo... ¿y de donde conseguiste esa grabación de un violín desafinado? Se oye mal —dijo el lobo riendo un poco.

    —Opinó lo mismo, tal vez es mejor sin música —dijo Popee riendo, más que enojarse porque la música no fuera perfecta, le satisfacía saber que su padre falló en algo, y más la cara de indignación de su padre cuando hizo seña de que se callara, Papi dejó de tocar el violín y lo aventó.

—Wow, mucho mejor... entonces... ¿que más hiciste además de preparar esto ? —preguntó el lobo curioso.

     —Pues... es algo importante y es para ti de hecho —dijo Popee mirando la cajita de reojo, aunque primero sacó un ramo de rosas y se las dio a Kedamono.

𝟑𝟎 𝐃í𝑎𝑠 𝐎𝐓𝐏 ⁺¹⁸: 𝓟𝑜𝑝𝓚𝑒𝑑𝑎.​​​​​​​​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora