❝Él tiene sus secretos, sí, yo también
tengo los míos.
No me importa lo que hiciste
solo lo que hacemos...
la ropa sucia,
luce bien en ti.❞
(Dirty Laundry - All Time Low)
Los secretos son una de las tantas cosas que vuelven complejo al ser human...
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A Oliver le gustaba su cabello, sin embargo, cuando se percató de que este ya comenzaba a taparle los ojos, supo que tenía que cortarlo. Además, tenía ganas de un cambio. Por eso fue a la peluquería y le dio instrucciones precisas al peluquero, pidiéndole que hiciera esto y aquello. Al final, termino con la cabeza más ligera; ahora tenía la frente descubierta y su cabello era muy corto en los costados y la parte de atrás. En realidad, y al verse un poco más en el espejo, podría asemejarse a un corte escolar, de esos que te obligaban a usar si no querías que tu cabello fuera machacado con tijeras de punta roma en el escritorio del prefecto.
Al verse en el espejo, le costó reconocerse, pero eso era parte de un cambio, ¿no es así? Preguntarte quien mierda es la persona en el espejo. Le pago al peluquero, tomo la chaqueta de mezclilla que llevaba consigo y salió del lugar, quedándose de pie en la puerta mientras su miraba se alzaba al cielo. El sol aún seguía en lo alto, bañando toda la ciudad con sus rayos en un intento porque todos se movieran y fueran productivos.
—Hola, extraño.
Y al girar, por supuesto, estaba Dante, sonriéndole y recargado contra un poste de luz. Vestía una curiosa camiseta azul estampada con constelaciones —obviamente, de un par de tallas más grandes—, la llevaba fajada dentro de su pantalón de mezclilla y calzaba unas zapatillas blancas. Oliver pensó que ese atuendo le quedaba a la perfección.
—Hola —le regresó el saludo, comenzando a caminar hacia él —¿Llevas mucho tiempo esperando?
—No mucho. —Dante tenía la mirada clavada en su cabello mientras se mordía el labio inferior y sus cejas se arqueaban ligeramente. —Te ves diferente con ese corte.
—¿No te gusta?
—... me gusta. —Y la sonrisa en la cara de Dante era tan poderosa y sincera que Oliver supo que no estaba mintiendo.
Oliver carraspeó e intento ocultar la sonrisa que el comentario de Dante le había provocado. Metió las manos en sus bolsillos y ladeo la cabeza, como interrogando a Dante con ese gesto. Antes de que Oliver llegara a la peluquería, le había llegado un mensaje de Dante diciéndole que si quería pasar un rato; él acepto, pero le pidió que lo esperara hasta que saliera de la peluquería. Y ahora, quería saber a dónde diablos pensaba Dante podrían ir a pasear.
—¿Entonces...?
—Vamos a pasear en bicicleta —anunció Dante, comenzando a caminar hacia adelante, pasando a un lado de Oliver.
—¿Bicicletas? ¿Dónde vamos a conseguirlas? — Comenzó a caminar a su lado, solo dejándose llevar por él. Algo que había estado haciendo mucho últimamente.
—Las rentan aquí cerca y no son caras —volteó hacia el azabache y le dio un ligero golpe en el pecho. —Tienes que ejercitar esas piernas y esos pulmones.
—Divertido.
Avanzaron un par de pasos más hasta que llegaron a un pequeño estacionamiento de bicicletas. Al lado, había una maquina en la que podías pagar para llevarte una de ellas hasta la siguiente estación, donde tenías que cambiarla por otra. Se pararon delante de la máquina y antes de que Dante pudiera sacar su cartera, Oliver se ofreció a pagar por los dos.