Un héroe inesperado TERMINADA

CAPÍTULO 3

Hugo Davidson abrió los ojos poco a poco, vislumbrando los haces de luz que dejaban los huecos de la persiana en la pared de su habitación. En lo que dura un suspiro, recordó todo lo que le sucedió el día anterior. Se sentó lentamente en el borde de la cama y acertó, no sin dificultades, a calzarse sus viejas zapatillas. Subió la vista y presenció el póster del Capitán América que tenía sujeto con dos chinchetas que amenazaban con caerse en cualquier instante. En un solo día su concepto de superhéroe había cambiado tanto que ahora el escudo de su superhéroe favorito le parecía ridículo. Simplemente con las pocas horas que había estado en las SSF, Hugo ya se había percatado de que los verdaderos héroes no llevan capa, ni escudos, ni disfraces de colores llamativos. Su concepción de superhéroe ahora era más parecida a la visión de una persona que lucha en la oscuridad por la paz mundial sin que la gente corriente se entere. Nada de fama, nada de club de fans ni de periódicos luchando por una buena fotografía que publicar en primera plana. 

Embelesado con el póster, le parecía todo más ilógico cuanto más lo pensaba. Se acordó de Julie, su sobrina, y de su cara horrorizada cuando ocurrió el incidente en la guardería. «Más les vale que le hayan borrado bien la memoria» pensó. Lo que Hugo no sabía era la magnitud del despliegue de medios del que contaban las SSF. Esta organización existe en las sombras de los Estados Unidos de América desde casi desde la fundación del país, y nunca habían tenido problemas demasiado serios para conseguir que las SSF siguieran siendo secretas. El borrado de memoria era un juego de niños para las SSF. Lo habían conseguido dominar a la perfección, pero eso él no podía saberlo. Hugo solo llevaba unas horas dentro de este ejército subterráneo. 

La luz que entraba a su habitación era muy tenue. Ese día estaba nublado en Princeton. Las nubes tampoco quisieron perderse el día en que Hugo Davidson realizara su primera prueba. Todos se estaban preparando para las pruebas. Se puso en marcha un dispositivo especial para que éstas cubrieran las exigencias de la organización. Aron Ross era el encargado de diseñar las pruebas a partir de lo que Phil Lewis dejó en su fichero, junto con Noah, su compañero. El superpoder que le asignaron a Aron es el del metamorfismo, mientras que Noah tiene la capacidad de volar. Ambos obtuvieron la confianza de Nick para entrar como superheroes suplentes, es decir, ninguno de los dos era superheroe Titular. Solo cinco personas por cada estado tienen el privilegio de formar parte de los superhéroes Titulares. Todos los demás integrantes estarían en la organización a las órdenes de sus correspondientes titulares, y éstos recibirían órdenes de Nick. Es decir, por ejemplo, el superhéroe Titular volador tiene a su disposición la ayuda de un numero determinado de superhéroes con la capacidad de volar. Y así con los 5 poderes titulares. 

Hugo se incorporó y fue a comer algo a la cocina, pues no comía nada desde el almuerzo del día anterior. Antes, se pasó por la habitación de sus padres. Abrió la puerta con sigilo y vio que estaba vacía. A esas horas, ambos estaban ocupando su puesto de trabajo. Era sábado, y los sábados no se descansaba, dado que eran dueños de una cafetería en Nassau Street, la calle principal de Princeton. De ahí sacaban dinero para pagarle los estudios a su hijo y para seguir viviendo. Para él, sus padres serían siempre sus superhéroes favoritos. 

Llegó a la cocina y cogió un paquete de galletas Chips Ahoy. Justo cuando empezó a mordisquear la primera se oyó un chasquido proveniente de su habitación. 

Hugo escuchó pasos. Pasos lentos y pesados, que se dirigían hacia donde estaba él. 

Cuando Logan cruzó la puerta de la cocina donde estaba Hugo se encontró la estampa de éste blandiendo una sartén por el mango y la mitad de una galleta con virutas de chocolate entre los dientes. El chico había actuado con la mayor celeridad que su cerebro le permitió, pero el resultado fue una escena de lo más cómica. Un chico de 21 años sosteniendo una sartén apoyada en el pecho, con una galleta en la boca y enfrente un anciano con gafas de media luna, barriga cervecera y cara de bonachón.