CAPÍTULO 13

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Abrió los ojos mareado, sintiendo náuseas que informaron a su cerebro que los fluidos estomacales que contenía en su organismo estaban a punto de salir por el lugar equivocado. Por un momento, sus sentidos se vieron mermados por el viaje. Era la primera vez que se teletransportaba por sí mismo, y eligió como destino la sala preparatoria de las pruebas. 

Poco a poco, los gritos desde el final del pasillo se hicieron cada vez más fuertes, para finalmente acabar en duros golpes a la puerta de la sala que amenazaba con ceder y salir disparada hacia él. Antes de que eso ocurriese, avanzó como pudo hacia la puerta y giró el pomo. 

-¡Phil! -gritaron unos. 

-¡Hugo! -pudo oír a otros. 

-Oh, Dios, Hugo... 

La voz de Jane llegó a oídos del chico, que sintió como el calor del cuerpo de la chica se introducía en él en forma de abrazo. 

-¿Qué es todo esto, Jane? -dijo, entre sollozos de miedo y tensión contenida. 

-Es el final, mi amor. Ya no tienes nada que temer. 

La respiración se fue acompasando poco a poco, pero se negó rotundamente a separarse de su pareja mientras que los demás llevaban al recién vuelto a la vida Phil Lewis a la enfermería. ¿Todo había pasado? ¿Cómo podía ser, si todavía le faltaba una sección del Brazalete, si alguien acababa de intentar secuestrarle hacía cuestión de segundos? 

-Hugo -esta vez era Nick Fairbanks quien hablaba. Su voz también tranquilizó al chico, que no había abandonado el estado de alerta-. Necesito que vengas a mi despacho. 

Lo miró fijamente, intentando encontrar alguna respuesta en sus ojos, pero estos se mostraban igual de impasibles que en cualquier otra situación. 

-Vamos, Hugo. Ve. Yo te estaré esperando en la habitación -dijo Jane, despidiéndolo con un beso. 

Quería preguntarle tantas cosas, que no le salía nada. Justo cuando iba a formular una pregunta, otra se le cruzaba por la mente, y así sucesivamente. No sabía por dónde empezar. No entendía nada, empezando por la tranquilidad que se respiraba en el ambiente. 

-Supiste utilizar la esfera. Hemos ganado, Hugo. Has ganado. 

En el despacho había varias personas sentadas alrededor de una mesa impolutamente negra. Todas parecían nerviosas, como si quisieran ponerse de pie y dar vueltas. Algo normal, sabiendo las circunstancias en las que se desarrollaba la escena. Hugo se sentó en un sillón que le habían reservado a un lado de la mesa, y Nick se sentó en su lugar habitual presidiendo la misma. Logan, Alice Cameron, Alan y Eve miraban impacientes a Nick, que no mostraba ni un ápice de nerviosismo. 

-Desde la división fundamentalista de las SSF, Hugo Davidson, te damos la enhorabuena por convertirte en el desencadenante definitivo que esta organización necesitaba. 

Hugo asintió. Cómo no. Nick estaba dentro de la división fundamentalista, al igual que Matteo. Probablemente fuese él quien lo envió. 

-¿Fuiste tú quien envió a Matteo, verdad? 

-Sí, pero de él hablaremos más tarde si quieres. Hugo, no sé si lo recuerdas, pero cuando te entregué tu primer cofre, te dije que te iba a mantener informado de todo lo que ocurriese. Bien. Te mentí. -Esta frase produjo un efecto inmediato en los cuatro miembros que rodeaban a Nick. Todos lo miraron fijamente, unos con gesto de sorpresa, al que otros le sumaron un leve movimiento de cabeza de desaprobación. 

-Era de esperar -dijo con desgana y la mirada perdida. 

-Te pido disculpas. Aunque, si me lo permites, todavía estoy a tiempo de explicártelo todo. 

Un héroe inesperado TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora