•Luz y Oscuridad• ||Sasuke Uchiha||

✨ 4 ✨

Primera misión como Genin:
¡Al ataque!

–Estoy en posición.

–Yo igual. ¿Y tú, Nao?

–Tambien, solo den la señal.

Estábamos esperando la señal para atrapar al objetivo. Desde mí posición puedo ubicar a Nao, Ryu y Tadashi-sensei.

–¡El objetivo de mueve, siganlo!

Los tres comenzamos a correr hacia el objetivo, nos escondimos detrás de unos árboles.

–¿Qué tan cerca están del objetivo?

–Aproximadamente, cinco metros. - Dijo Nao.

–De acuerdo, a la cuenta de tres. - Habló Tadashi-sensei desde el audífono.

–Uno...

–Dos...

–¡Tres! - Dijimos al unísono.

Nao se abalanzó sobre el objetivo y consiguió atraparlo.

–¡Objetivo atrapado! ¡Misión cumplida equipo! - Decía un Nao muy emocionado. Claro que su entusiasmo se borró cuando el pequeño gatito le arañó toda la cara.

–Eres un tonto, Nao. Aleja ese gato de tu cara y llevemoslo con su dueña. - Habló Ryu comenzando a caminar.

–Luego de llevar al gatito te llevaremos al hospital para curar los arañazos. - Dije tomando al gatito. - A Jin no le agrada que lleves a otro gato que no sea él.

–Es un gato territorial. Me sorprende que aún no haya atacado al gatito que llevas en brazos.

Ambos reímos y comenzamos a caminar hacia la torre Hokage donde se encontraba la dueña del gatito.
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–¡Kimo! - La anciana me quitó al gatito de los brazos llevándoselo con ella. Al parecer el gatito quería escapar, sinceramente por cómo lo sujeta yo también querría escapar.

La anciana feliz con su gatito se fue.

–Misión cumplida, equipo.

–Tadashi-sensei usted sólo se quedó parado sin mover un dedo. - Nao se cruzó de brazos.

–Concuerdo. ¡Tadashi-sensei es un vago!

–Vaya Tadashi, tú equipo sí que te respeta. - Habló una voz detrás nuestro, conozco bien esa voz.

–¡Papá! - Dije y fui a abrazarlo. Todos nos quedaron viendo sorprendidos, bueno sólo su equipo.

–¡¿Papá!? - Dijeron Naruto, Sasuke y Sakura al mismo tiempo.

–Kakashi-sensei no nos dijo que tenía una hija, y mucho menos que esa hija sea Haru. - Habló Sakura.

Papá comenzó a reír y se rascó la nuca un tanto nervioso.

–¿Cómo es posible? No se parecen en nada.