Ella, luz radiante con aquella sonrisa.
Él, oscuro anochecer con aquella mirada.
-Sin saberlo, me he dejado cautivar por su sonrisa.
•Los personajes no me pertenecen, a excepción de la protagonista y otros personajes. Los demás pertenecen a Masashi...
Es extraño decirlo. De tan solo recordar lo sucedido mí corazón da un vuelco enorme, acelerando, como si de una especie de mecanismo se tratara.
De un día para otro ya no estaba en mí hogar, la Aldea escondida entre las Hojas, almorzando junto a Nao y Ryu, o a pasar el rato con Kakashi. Sin siquiera estar lista me adentré a una de las Guerras, y la primera en mí vida, más importantes de la historia Ninja. Y yo bueno... Creí que no sería de mucha ayuda, sin mucha información o con algún entrenamiento firme no podría ayudar demasiado. Pero por suerte logré ser de apoyo en todas las oportunidades que se me aparecieron en frente.
Se estarán preguntando qué ha pasado. Déjenme mostrarles:
• Primer momento.
No podré explicarlo en una línea de tiempo exacta, pero recuerdo con exactitud las personas que estuvieron ahí, en cada lucha.
Se me asignó a la tropa de Gaara. Fue luego de que el mismo diera un inspirador y muy orgulloso discurso. Con palabras muy exactas y alentadoras. Sobre todo cuando mencionó a nuestro amigo y compañero, Naruto.
Ryu y Nao se marcharon junto a el equipo de Sai, bastante lejos de donde me encontraba yo, por esa misma razón les advertí que no murieran. Que se cuiden entre los dos y a los demás a su alrededor. Recuerdo muy bien las palabras dichas por Ryu.
— "Es una guerra. Una de las cuales marcará el destino de la humanidad y del mundo en sí. Todo puede pasar, Haru. Seremos fuertes. Eso puedo asegurarlo."
Confíe en sus palabras y los dejé marchar. Pero cuando nos volvimos a reencontrar, fue cuando me lamenté haberlos dejado ir así sin más. Para ese entonces yo ya no me encontraba con Gaara, ya que me asignaron la tarea de curar a los heridos de las zonas más cercanas y si era posible, también a la lejanía.
• Segundo momento.
Fue ahí cuando ví a Nao cargando a Ryu en su espalda a muy duras cuestas. Veía como iba dejando un leve rastro de sangre cuanto más se acercaba a mí. Nao me informó que él estaba bien ya que no estaba en la misma posición de Ryu, es decir, en la mismo sitio. Por una pelea que tuvieron con algunos Akatsuki que revivieron gracias al Edo Tensei, al iniciar una batalla salió herido por una trampa que le tendieron. Gracias a el ingenio del escuadrón y sus habilidades lograron vencerlos. Sané algunas lastimaduras que Nao tenía y luego, cuando Ryu se recompuso por completo, se empeñaron en no dejarme sola. Por más que me negué no cedieron así que se unieron a mí en lo que me restaba de misión.
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Recuerdo que una o dos horas después de habernos ido de ese sitio, caímos en una emboscada algo... Preparada antes de tiempo. Nos estaban esperando. Eran secuaces mandados por nada más y nada menos que Uchiha Madara, en busca de algo en concreto. Y me llevé una sorpresa al saber que ese "Algo" era yo. Antes de que intentaran ponerme una mano encima, me eché a pelear con mis propias fuerzas y voluntad. Pues no dejaría que me llevasen así sin más. Pero hubo algo que no tuve en cuenta. Al ser mandados por Madara daba a entender que estaban en un nivel muy alto al cual aún no había llegado. Por esa misma razón el enemigo contraatacó de una forma muy veloz sin darme tiempo a si quiera defender mí torso. El cual recibió un golpe en seco mandandome lejos de allí a unos largos metros. Nao intentó acercarse a mí pero en el momento que dió un paso, este recibió un golpe en la nuca dejándolo inconsciente. Quedando así solo Ryu y yo.
