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Una cruda realidad

Narra Nao

Han pasado dos días desde que Kakashi me asignó aquél mandado. No fue difícil en lo absoluto. Solo se complicó en el camino debido a algún que otro imprevisto, pero nada que yo no pudiera solucionar. Finalmente he vuelto.

Lo primero que hice fue informarle a Kakashi que la misión fue todo un éxito. Luego, fui directo a mí casa para visitar a mí madre después de un tiempo ya sin verla. Semanas atrás se había marchado lejos para visitar a mí tía que vive algo alejado de aquí. A mí tía no le genera mucha confianza este lugar después de los sucesos que ocurrieron, por eso mismo se llevó a sus hijos, mis primos, con ella. Su esposo había fallecido hace algunos meses. Por lo tanto el estar sola en compañía de sus hijos la ayudaría a sobrellevar la situación de una manera más sencilla. Aunque imagino lo horrible que debe sentirse perder a un ser querido y amado... El saber que ya no podrás ver su sonrisa, escucharlo reír, crecer junto a él. Hay cosas que se pierden. Cosas que jamás pensamos que nos podrían llegar a ocurrir. En en caso de una familia creemos que estarán mucho tiempo con nosotros, pero en el más mínimo parpadeo que sea, todo lo que uno ama y anhela desaparece como polvillo en el aire.

Tengo una forma de pensar desde hace ya un tiempo; nuestros seres queridos al dejarnos en este mundo nos acompañan desde lo más lejos. Puede que no estén físicamente, pero de alguna manera aún permanecen a nuestro lado, dándonos su apoyo y cariño de una manera diferente.

Soy muy sensible con ese tipo de cosas... Si llegase a perder a uno de los míos, me costaría continuar mí vida normal. Siento que una parte de mí se iría con esa persona, y jamás volvería a ser el mismo. Llegaría a un caso extremo si algo les sucediera a mí familia, y la misma familia pero de cariño: Ryu, Haru, Tadashi, Naruto. Y hasta podría mencionarlo a Sasuke a pesar de no haber pasado tanto tiempo con él. Daría mí vida por todos ellos, siempre.

Por otro lado, al llegar a casa no pude evitar toser por la enorme humareda que hasta se escapaba por las ventanas.

— ¡Hijo, has vuelto! Ven aquí, déjame abrazarte. — Mamá dejó de hacer lo que estaba haciendo al fuego y me abrazó como si no hubiera un mañana. Si antes no respiraba por el humo, ahora menos. — ¿Cómo has estado?

— B-bien. ¿Te importa si me sueltas? N-no puedo respirar.

— Oh, lo lamento. — Acabó con el abrazo y regresó a la cocina. Estaba asando carne en una parrilla. —¿Y bien? ¿Nada que contarle a tu madre? ¿Alguna jovencita que haya mostrado interés en mi niño?

— Nada que merezca ser contado. Y no mamá, no estoy interesado en conocer una mujer. No por el momento. — Me dejé caer en la silla apoyando mis brazos encima de la mesa. — Por cierto, ¿Cómo te fue a ti?

— Mejor que veces anteriores. Tu tía ya se levantaba con más frecuencia de la cama. A veces se la podía ver sonreír, pero con un límite. — Soltó una leve risilla — es bueno verla avanzar. Dijo que te manda saludos y que espera verte pronto.

— Me alegro por ella y su avance. Ahora mismo no creo que tenga más mandados de parte del Hokage, así que puedo hacerme un pequeño viaje y visitarla un día de estos. — Me estiré un poco para luego levantarme — Pero primero merezco una ducha. Y una siesta...

— De acuerdo, vé. Te llamo cuando el almuerzo esté listo. — Se me acercó y plantó un corto beso en la frente. — Descansa.

•Luz y Oscuridad• ||Sasuke Uchiha||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora