Día 23 - Martes 07/04

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XVI

Thiago lleva dos noches seguidas durmiendo conmigo. Todos en mi casa actúan como si esto fuera algo normal. Creo que soy el único que lo ve como algo extraño. Por momentos siento como si estuviera tratando de escapar de su casa. Cada vez que le pregunto si no tiene que regresar, me ignora o trata de evadir el tema. 

Hoy Thiago se levantó temprano y salió conmigo a pasear a Lucky. Parecemos una pareja de recién casados. Lo peor es que lo máximo que hemos hecho es besarnos y bañarnos juntos. 

Luego de eso, se sentó a mi costado durante toda la clase virtual mientras jugaba con su celular

- ¿Tú no tienes que estudiar o hacer algo útil con tú vida? - le pregunto.

- No - responde sin darle importancia a lo qué le estoy diciendo.

- Pero, no entiendo. Acabas de regresar de un intercambio ¿no se supone qué estas estudiando en la universidad? - pregunto.

Llevamos hablando hace dos semanas y no se ni dónde estudia ni qué.

- O sea, sí voy a estudiar, pero mis clases todavía no empiezan. Así que todavía tengo dos semanas de vacaciones para molestarte - responde en tono juguetón.

- Eso significa que ¿cuando comiencen tus clases ya te vas a ir a tu casa? - le pregunto fingiendo emoción.

- No. Igual voy a seguir acá vigilando que no me reemplaces por ninguno de tus compañeritos virtuales - dice como macho alfa mientras posa su brazo en mi hombro.

Antes que comience la segunda clase, aproveché para ir a la cocina y servirme refresco. Cuando regresé a mi cuarto, encontré a Thiago sentado en mi silla, con los audífonos puestos escuchando la clase. Justificó su presencia ahí diciendo que planeaba ayudarme con los apuntes en caso la clase comience antes que yo regrese. 

En serio hay momentos en los que siento que Thiago es un buen prospecto de novio. Pero, también hay otros donde me gana la parte racional y creo que solo me está usando para entretenerse durante la cuarentena.

Mi perfecta concentración (en mis pensamientos, no en la clase) se rompe cuando Thiago tira de casualidad mi vaso al piso. Como forma de reivindicación ante mi regaño, se arrodilla y comienza a recoger los pedazos rotos. Yo intento impedirlo, pero no me hace caso.

- No seas terco. Ahorita lo limpio con la escoba- le digo.

- Ya casi acabo. No pasa nada - dice mientras insiste en recoger los pedacitos de vidrio.

- Te vas a cortar - le advierto.

Hace caso omiso y continúa haciéndolo hasta que, tal como predije, uno de los fragmentos se le clava en la palma de la mano.

- ¡Te dije que te ibas a cortar! - le digo mientras salgo en busca del botiquín.

Cuando regresé, Thiago ya había terminado de meter todos los pedazos en el tacho. Casi todo el fondo de la bolsa de basura estaba teñida de rojo. El corte no fue muy profundo, pero al coger todos los pedazos con la mano lastimada, los manchó con su sangre.

- Dame - le pido su mano herida.

- No, no te preocupes. Estoy bien - responde de forma valiente.

- No te tienes que hacer el fuerte conmigo. Si no te curo, se te puede infectar. Y encima vas a manchar toda mi cama de sangre - le digo.

- Está bien. No me echaré en tu cama - dice desanimado.

- No me refiero a eso - aclaro.

- ¿Entonces? - dice con mirada extrañada.

- No quiero que manches mi cama con sangre cuando te eches a dormir en la noche - digo mientras tomo su mano sin su consentimiento y se la curo.

Mientras le limpio la mano con alcohol y algodón, Thiago me mira. Pero no es una de esas miradas fuerte que ha tenido en otras ocasiones. Esta es una mirada tierna, pensativa y podría decir que hasta agradecida. 

Al terminar de ponerle la curita, recién me doy cuenta que no ha dejado de observarme en todo este tiempo. Nuestras miradas se cruzan y nos quedamos mirando fijamente. Es como si el tiempo se hubiera detenido. Él está sentado en mi cama herido y yo estoy en el suelo curándolo. A pesar de que quizá ésta no sea la situación más romántica del mundo, siento que podría quedarme todo el día mirándolo así.

- Ya bésense

Toda la ilusión se rompe y el tiempo continúa corriendo.

Me paro de golpe buscando la fuente de esa voz. Descubro que la clase online ya había comenzado. No la había escuchado porque mis audífonos estaban conectados a la computadora. Recién al estar en completo silencio mirando a Thiago, una voz logró hacerse notar.

Mi cuerpo no reacciona. No se si sentarme frente a la cámara y hacer como si nada hubiera pasado o esconderme debajo de mi cama hasta que todos se olviden del momento que acaban de presenciar. 

- Hola - dice Thiago que ahora está, de nuevo, sentado en mi silla frente a la computadora.

Se pone los audífonos, por lo que ya no logro escuchar nada más. 

Me veo casi en la obligación de pararme junto a él para ver lo que está pasando en la clase. Parece que alguien le pregunta algo, porque de pronto responde:

- Soy su novio - dice orgulloso.

Pongo la misma cara de sorpresa que el resto de treinta alumnos más un profesor que acaban de escuchar eso.

- Claro que no - digo mientras empujo a Thiago fuera de la silla.

En mi cabeza continua retumbando la palabra "novio". Solo pensarlo hace que me ponga rojo. Thiago me mira con cara extrañada.

Después de ese bochornoso momento, tuve que apagar la cámara y el micrófono para no interrumpir la clase. Todo esto por pedido del profesor. Sin embargo, la gente seguía preguntando desde cuando eramos novios.

Al final del día, cuando ya estábamos metidos juntos en la cama, le pregunté:

- ¿Lo decías en serio? - digo esperanzado en qué me responda lo que quiero escuchar.

- ¿Lo de ser tu novio? - pregunta.

- Sí - contesto.

- ¿Qué opinarías si te dijera que sí lo dije en serio? - me pregunta

- Opinaría que... primero necesitaría que prometas que vas a dejar de ser tan misterioso ocultando cosas - le digo mientras me siento apoyado en la pared. 

Thiago hace lo mismo que yo y responde:

- Lo prometo - dice y cierra su puño dejando fuera solo el dedo meñique.

Imito su juramento y entrelazamos nuestros dedos.

Sin embargo, algo en mi interior me dice que no lo va a poder cumplir...

AMOR EN CUARENTENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora