Día 35 - Domingo 19/04

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XVIII

Han pasado once días desde la última vez que hablé con Thiago. Al comienzo fue difícil, pero la universidad me ha mantenido ocupado entre tantas tareas y lecturas. La ventaja es que no tenía muchas cosas que me lo recuerden. Básicamente solo era mi mamá que constantemente me preguntaba por él. Después de un par de días, se rindió ante mi falta de respuesta. La soga de la polea la dejé amarrada en mi ventana porque, sinceramente, me olvidé que existía. Mi cerebro suprimió todo lo relacionado con él. Borré House Party por miedo de todas esas noticias que decían que mediante la app estaban hackeando. Y a Lucky dejé de pasearlo yo porque sus horarios de salida se cruzaban con mis horarios de clase...

La peor parte fue llenar el vacío que había en mi vida. Ya me había acostumbrado a despertar a su lado, tenerlo cerca mientras estaba en clase virtual, quedarnos conversando toda la noche, contarle cada anuncio nuevo que daba el Presidente...

Por once días no me lo he cruzado. Las pocas veces que yo tuve que sacar a Lucky, caminé hacía el lado opuesto a su ventana. Tampoco he sabido de nuevos asaltos o camionetas con lunas polarizadas en mi edificio, así que la situación debe estar tranquila.

- ¡Alex! - grita mi mamá desde la sala.

Cuando salgo de mi cuarto, me la encuentro en el pasadizo y me pide que abra la puerta. No entiendo para qué me pide que lo haga yo, si ella acaba de estar por ahí. 

Antes de abrir la puerta pregunto quién es, pero no recibo respuesta.

Con miedo, abro. Antes que termine de hacerlo, Lucky sale corriendo y salta encima de la persona a forma de saludo.

Durante los primeros días sin hablar con Thiago, hubieron varios momentos en los que quise verlo. Tuve que desinstalar todas las redes sociales de mi celular para no caer en la tentación. Cada que escuchaba hablar a mi mamá con alguien, salía corriendo de mi cuarto esperanzado en que sea él que ha venido a disculparse, pero al final solo era ella hablando por teléfono.

Desde hace tres días ya estoy más tranquilo. Volví a descargar todas mis aplicaciones y las usé sin problema. Ya no me preocupaba si Thiago se aparecía en mi casa para pedirme perdón. Es más, prefería que no lo haga. Ya había logrado avanzar en el camino de la superación y no podía permitirme recaer. 

Pero ahora eso ya no iba a ser tan sencillo.

- Necesito tu ayuda - dice Thiago al presentarse delante de mi puerta y hablarme como si no hubiera pasado nada. 

Jalo del collar a Lucky hasta lograr meterlo y cierro la puerta. Thiago mete su mano, impidiendo que lo logre. Grita de dolor cuando sus dedos quedan apretados entre el marco y la puerta. 

- Es urgente - insiste mientras se soba los dedos.

- Thiago, vete por favor - imploro.

- Eres la única persona que puede ayudarme, Alex - dice casi rogando.

Me quedo en silencio pensando que debería hacer. Al final, decido que no puedo dar marcha atrás a todo lo que he logrado. Pongo mi mano sobre la puerta y empiezo a cerrarla.

- Mi papá... - dice.

- ¿Qué tiene tu papá? - pregunto preocupado.

AMOR EN CUARENTENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora