Huida

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Me encontraba en la parte inferior de las escaleras cuando Williams entró de pronto por la puerta principal.

Tenía toda la esperanza esfumada. Mi vida se habia derrumbado. De pronto estaba perdida. Y lo primero que vi fue la mueca cínica, medio sonriente de aquel hombre. Y ni siquiera me importó. Solo quería que todo terminase ya.

Violeta iba delante de el. Me miró, con la expresión descompuesta. Sus ojos parecian querer decirme algo.

-Aquí estas- me dijo Williams. Había olvidado lo repugnante que me resultaba su voz- ¿Y esa cara triste? ¿Tu querido Castiel no te ha seguido? ¿De verdad pensabas que pedirle por favor que se fuese contigo iba a ser suficiente?- me dijo, ahora con una sonrisa de oreja a oreja.

-Venga niña, cuentaselo- Le dijo Williams a Violeta, dandole un pequeño empujón con la mano.

Violeta me miró en silencio. Pero sus ojos no parecían querer estarlo. Parecía querer decirme algo.

-Violeta ¿Que pasa?- le pregunté.

- Laineria...- me dijo su dulce voz.- Si le cuentas a alguien lo que ha pasado hoy... Yo no podré decir lo mismo.- me terminó de decir, con los ojos húmedos.

-Diselo mejor, que no se te entiende. - Le dijo Williams dandole otro empujón. Dos lagrimas cayeron de la cara de Violeta ante éste.

-Hoy no ha pasado nada- me dijo, con la mirada vacía. Intentando tener la cara inexpresiva, pero sus ojos la delataban, sin dejar de llorar. -Ahora me voy a ir a mi casa, y viviré ocultandome porque la policía me busca por haber matado a Amber.- terminó de decir.

-Violeta Amber está viva - le dije, aguantando una furia que crecia incontrolablemente en mi.

-No. - me respondió. - La vi morir en el sótano del instituto. - clavó su mirada en la mia, llena de fuerza.

-¿Has visto Laineria? Estas sola. ¿Por qué no te entregas a la policía? Hazlo por las buenas y no me hagas hacerlo a las malas.- me dijo Williams, sin quitar esa sonrisa que me estaba volviendo loca de ira.

Williams claramente habia utilizado sus malas artes con Violeta y la había extorsionado, amenazandola con algo para que se rindiese. Sabía lo que estaba haciendo, pero la realidad es que yo realmente me encontraba sola. Me giré, buscando a mi madre y la vi, tapandose la boca, con los ojos llorosos, observando la escena.

-Mama... - musité al verla. Ella emitió un quejido y me apartó la mirada, para luego girarse e irse.

-Si te entregas, los dejaré en paz. A los tres.- me dijo Williams.

Me sentía tan sola, tan acorralada. Estaba a punto de derrumbarme. Empezaba a pensar que quizás entregarme a la policía a cambio de que los dejase en paz no era tan mala opción.

-Laineria.- Violeta se acercó a mi y me cogió de las manos.- entregate, es lo mejor.- me dijo. Si, eso era lo que me decía con las palabras. Pero la mirada de Violeta llevaba mucho rato diciendome lo contrario.

Y entonces fue, cuando en silencio, mantuviendome la mirada, note que Violeta colocaba algo en mi mano. Algo pequeño, y supe que tenía que callar.

Aquello que ahora estaba en mi mano, sin saber si quiera que era, de pronto lo sentí como un rayo de esperanza. Fuera lo que fuese, era el clavo ardiendo al que tenía que agarrarme.

Cuando Violeta me solto, lo mantuve en mi puño cerrado, sin ver que era, para que Williams no supiese que Violeta me acababa de ayudar.

-¿Entonces por las buenas o por las malas? - me preguntó aquel hombre.

-Por las buenas - respondí, aproximándome a el. El sonrió de vuelta.

Cuando lo tuve delante, hice lo que más ganas tenía en este mundo. Preparé el puño que tenía libre y lo golpeé en la cara con todas las fuerzas que tenía.

El ante la sorpresa y el golpe , retrocedió algunos pasos. Ese fue mi momento de correr de allí, lo más rápido y lejos posible.

Mientras corría pude escuchar a Williams maldecirme entre varias amenazas de muerte.

Yo, por otra parte, corría sin rumbo pues no tenía a donde ir. Mis propias piernas me acabaron llevando a un sitio familiar, el callejón donde habia dormido con Castiel.

Una vez allí, abrí la mano para ver lo que me había dado Violeta. Era un pequeño pendrive.

Y entonces fue cuando el sonido de mi móvil me sobresantó.

Tenía un mensaje de Nathaniel preguntando donde estaba.

Una sorpresa pelirrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora