Paraíso

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Se hizo un silencio abismal, sobre todo por mi parte, que solo podía concentrarme en la comida que tenía delante.

-Perdona si soy indiscreto- Dijo Lysandro- Pero no debes haber estado comiendo muy bien ¿Verdad? - Miré en dirección a los chicos y ambos me miraban con preocupación, sentí un poco de vergüenza pero no podía mentirles, nege con la cabeza.

-Bueno ahora estamos a salvo aquí los tres. Hemos pasado cosas muy malas, es momento de descansar un poco, mañana nos pondremos al día y decidiremos que hacer- dijo Nathaniel.

Estar allí era estar en un paraíso comparado con el infierno que acababa de vivir. Castiel aparecía en mi memoria a ratos, y sentía un gran peso en mi corazón. Intentaba aliviarlo pensando en que hice todo lo que estaba en mi mano. Sin embargo, sus palabras seguian clavadas en mi mente "Yo no te pedí que vinieras" seguian resonando en mi cabeza una y otra vez.

Cuando levanté la mirada, los chicos volvian a estar mirandome. -Tengo una cosa que te va a alegrar esa carita - me dijo Lysandro. A lo que Nathaniel rió, complice.

El peliplata abrió la mininevera de la habitación y sacó una botella de alcohol. El chico comenzó a preparar tres vasos con hielo y una rodaja de limón para cada uno.

Yo apenas había bebido alcohol hasta entonces, pero en aquel momento sentía que necesitaba algo que me hiciese no pensar, asi que acepté el cubata.

Empezamos a beber, y empezamos a soltarnos. El ambiente empezó a ser jovial, y mi mente ya no estaba mas con Castiel, estaba en aquella habitación.

-Oye Lai- me dijo Nathaniel -No podemos tener cogidas dos habitaciones, meteriamos a Lys en dos líos en vez de uno ¿Te importa que duerma aquí?- me preguntó el rubio.

Yo, que ya notaba el alcohol, respondí sin pensar dos veces -Claro si total, ya hemos dormido juntos-

Aquello provocó que Lysandro se atragantase con su bebida y Nathaniel se pusiese rojo como un tomate. Al final aclaramos la situación y acabamos riéndonos los tres.

Así, las bebidas fueron sucediendo una detrás de otra, y las horas fueron pasando. Yo había dejado de saber mi nombre, y lo unico que podía hacer era reírme con los dos chicos que tenía delante, en el mismo estado que yo.

Empezamos a jugar a un juego de bebida, el móvil nos decía que teníamos que hacer.

Estabamos de risas, bailes, retos y verdades, cuando Lysandro leyó de su móvil: "Nathaniel y Laineria tienen que darse un beso"

Yo miré hacia el chico rubio, y su expresión de vergüenza me causó risa. Lysandro se unió a mi risa, hasta que Nathaniel la cortó.

-Yo estoy esperando- dijo Nathaniel, muy seguro. Su cara roja decía lo contrario, sabía que se estaba haciendo el valiente.

-¿Ah si?- pregunté, retante

-Si.- respondió con falsa seguridad.

El alcohol, que tenía el control sobre mi y me hacia actuar sin pensar, hizo que me abalanzase sobre Nathaniel.

Nuestros labios se unieron, pero el poco equilibrio que teníamos me hizo caer encima suya en la cama. Lejos de separarnos, seguimos besandonos, notando las manos de Nathaniel en mis caderas.

-¿Me vais a dejar mirando?- Preguntó Lysandro, interrumpiendonos. El alcohol me había hecho olvidar que él estaba ahí.

-Ven- le dijo Nathaniel, y el peliplata le hizo caso sin dudar.

Aquella noche fue la primera en la que cometí una locura debido a alcohol, sin embargo, seguramente fue la mejor locura de mi vida.

Una sorpresa pelirrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora