En La Boca Del Lobo

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Llegué al hotel, Lysandro estaba en recepción atentiendo a unos huéspedes. Pude llegar a mi habitación sin ser vista, lo cual me alivió. Entré y vi a Nathaniel en la cama. Su cara cambió de expresión al ver que era yo.

-Laineria... Estaba preocupado, no podía dejar de pensar que te había pasado algo- me dijo el chico rubio.

-Tranquilo, se cuidarme las espaldas solita más que de sobra.- Le dije, de forma seca. Es verdad que solo se estaba preocupando por mi, pero había estado en situaciones mucho peores.

Nathaniel se levantó de la cama y caminó en dirección hacia mi -Laineria no puedo dejar de pensar en lo que pasó anoche... Y tengo que confesarte que no hago más que pensarte desde el día en que te conocí. Creo que estoy un poco enamorado de ti... Y necesito saber que eres con Castiel exactamente - me dijo, haciendo un intenso contacto visual conmigo.

Yo estaba perpleja, obviamente entre nosotros había atracción, pero no esperaba todo aquello.

-Nath... Ni yo se que es lo que hay entre Castiel y yo, sin embargo ahora se que esta aguantando estar atado y encerrado, sufriendo las palizas de su padre por mi... Y eso es algo que no puedo pasar por alto.- le dije, esta vez en un tono comprensivo.

-Si... Claro que si perdona, no debería haberte dicho todo esto- me contestó, nervioso y avergonzado. Se le veía algo arrepentido.

-Nath, si la historia fuese otra... Bueno, tu también me gustas mucho, pero no puede ser.- Sus pupilas se encontraron con las mias. - Me pareciste muy atractivo desde el primer instante en el que te vi- le dije, acariciandole el pelo.

Y entonces nos besamos. Lo sentí como un beso de despedida, del amor que no podía ser. Ambos nos reimos un poco de la situación al separarnos. Sentía que todo estaba bien, y que ese episodio estaba cerrado.

-Nath. Es la hora, tenemos que ponernos en marcha.- le dije.

-Si, de eso también te quería hablar. Mientras estabas fuera he estado pensando, podría llamar al timbre de la casa, y hablar con Williams a modo de distracción. Mientras, tu puedes ir a la habitación secreta. Pero no se cuanto podre distraerlo.- me dijo el chico rubio.

-Está bien, por lo menos tendré algo de tiempo. Gracias Nath.- le agradecí. Aunque me habia hecho a la idea de entrar en la habitación de las armas con el, y hacerlo sola no me hacía gracia, pero en el fondo era lo mejor...

Nos preparamos y salimos de aquella habitación. Al salir, agradecimos a Lysandro por todo y el nos deseó mucha suerte, y que le avisasemos cuando todo hubiese terminado.

Así fue como llegamos, esquivando el cruzarnos con multitudes, a lo que solia ser mi casa.

Nathaniel y yo nos asentimos en señal de aprobación y el llamó al timbre, mientras yo llegaba a la parte trasera del jardín.

Accioné la puerta y entré. Amber ya no estaba allí, lo que me hizo preocuparme por ella. Pero tendría que estar por la casa, la rescatariamos junto a Castiel. Pensaba yo, mientras rebuscaba en el archivador por los papeles del juicio de Violeta. Al poco tiempo los encontré, y los guardé debajo de mi camiseta.

Un ruido me heló la sangre, la puerta de la habitación se abrió. Apenas llevaba un minuto allí. ¿Tan poco tiempo lo había podido distraer Nathaniel?

Mire hacia allí, temiendo que aquel sería mi fin. Y entonces lo vi, Nathaniel entró en la habitación seguido de Williams.

-Lo siento- me dijo el chico rubio, sin poder mirarme a la cara.

No podía creer lo que estaba viendo. Una de las pocas personas en las que confiaba me había traicionado.

Una sorpresa pelirrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora