El Sótano

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Estaba con los ojos cerrados, esperando la bala que pusiese fin a mi corta vida, cuando de pronto escuché un fuerte ruido que me hizo sobresaltar.
Abri los ojos, y encontré una luz, una silueta había abierto la puerta del sótano de un fuerte portazo.

-¡Castiel! - grité a la silueta masculina de la puerta - ¡Tienen la pistola! ¡Cuidado! - grité.

-Lo se- dijo la voz masculina, avanzando unos pasos en la oscuridad. Mi mente no paraba de dar vueltas ¿Qué quería decir que lo sabía?

-¡Quieto! ¡No des ni un paso más! - gritó Amber, levantando la pistola en dirección a la silueta negra de Castiel

-¡¡No!! - gritó Violeta con un sonido desgarrador, y en un movimiento rápido, en menos de un segundo, le quito la pistola a Amber de las manos. La empuñó para apuntarla a ella -A quien te crees que apuntas, gilipollas - dijo Violeta, apretando el gatillo.

Las balas alcanzaron el cuerpo de Amber, haciendola caer al suelo con un sonido seco.

-¡¡No!! - grito el único hombre en la sala, y de pronto lo vimos. Aquel chico que creiamos que era Castiel, corrió hacia la yacente Amber. Bajo la tenue luz del sótano, pudimos ver su rostro en cuanto se acerco. Aquel chico no era Castiel, sino Nathaniel.

Violeta se encogió, dejando caer la pistola al suelo. Pocos segundos despues, se había desplomado, desmallada.

-Sabía que mi hermana habia cogido la pistola hoy... La he estado siguiendo todo el día pero la perdí y aquí estaba... Ha sido todo mi culpa yo le conseguí la pistola que me pidio... - Dijo Nathaniel llorando, con el cuerpo inconsciente de su hermana entre sus brazos.

-Nathaniel, tienes que llamar a una ambulancia - dije, al salir del shock en el que me encontraba. Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, sin darme cuenta.

-Es demasiado tarde - Me dijo Nathaniel, con los ojos vacíos y llenos de lágrimas - Está muerta.

En aquel instante, una nueva silueta se asomó bruscamente a la puerta del sótano. Me cegaba mirar hacia allí, por la intensa luz que provenía del pasillo. Aquella persona corrió hacia dentro del sótano, y de pronto lo vi, esta vez si que era Castiel.

Se arrodilló ante mi, y me rodeó bruscamente con sus brazos. Mis brazos estaban atados detrás de mi espalda, pero hubiese dado todo por devolverle el abrazo. Aquel calor, aquel perfume tan suyo, que pensé que no volvería a oler. Estallé en lágrimas.

-¡¿Laineria estás bien?! - dijo Castiel, separándose y posando sus manos en todo mi cuerpo - ¿¡Esta todo bien!? Escuché un disparo- me preguntaba Castiel frenético, inspeccionandome por todos lados.

Las lagrimas no me dejaban hablar, pero asentí con la cabeza. Castiel me desato las manos y en cuanto pude moverme lo abrace -Castiel... - susurre mientras lo abrazaba - No es a mi a quien ha alcanzado la bala. -

Castiel se separó de mi, con la cara descompuesta, giro la cabeza lentamente hacia su izquierda, y alli estaba, Nathaniel con la cabeza hundida, mientras aguantaba el fallecido cuerpo de Amber.

-Esto ha sido todo tu culpa- dijo Nathaniel, levantando la cabeza lentamente, para acabar mirando a Castiel, con el rostro lleno de la ira más profunda.

Nathaniel colocó lentamente el cuerpo de Amber en el suelo, para levantarse balanceándose hacia nosotros, amenazante.

Supe reaccionar, y cogi la pistola que yacía en los pies de Violeta la cual seguia inconsciente.

-Nathaniel no te muevas- le dije apuntandole.

La cara de Nathaniel palideció, tras unos segundos de silencio estalló en risa. -¿Te das cuenta... - dijo el chico rubio con dificultad entre la risa histérica -... de que es la segunda vez que me apuntas con esa pistola?- dijo Nathaniel para seguir riendo a carcajadas. Se derrumbó en el suelo y empezó a llorar - Disparame Lainera. Le he querido echar la culpa a Castiel pero el único que tiene la culpa soy yo. Merezco morir-Dijo Nathaniel, aguantando la rabia en sus palabras.

-Levanta Nath- dijo Castiel - esto no es culpa tuya ni mia. Es de quien disparó - Castiel se acercó a Nathaniel, tendiendole la mano.

-No... - murmuró una voz femenina. Era Violeta. - No es culpa mia... Amber... Me dio unas pastillas... Metanfetamina... No controlo lo que hago cuando las tomo... - musitó Violeta desde el suelo.

En el sótano se hizo el silencio, quizás, el único minuto de silencio que recibiría Amber en su honor.

Una sorpresa pelirrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora