Capítulo 26: Las primeras flores Pt1

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Nik:

Me levanté como de costumbre a las siete de la mañana, pero mi rutina de hoy no sería la de siempre. La casa estaba en silencio y sola. A Greta le habíamos dado el día libre, como de costumbre en esta fecha. Me levanté de cama y fui  a mi armario. Cuando terminé, salí de mi cuarto, y me dirigí al jardín trasero.

Estaba igual que hace cinco años. El paso seguía igual de verde, el rosal seguía igual de alegre y la paredes seguían siendo blancas. Pero la diferencia, era que Tess ya no lo cuidaba. Me acerqué al rosal, y recordé cuando ella me dijo que siempre quiso un rosal. Recordé su hermosa sonrisa, sus ojos azules y el sonido de su risa. Como se le arrugaba la punta de la nariz al reírse o como fruncía el ceño cuando estaba en desacuerdo.

También tengo presente el recuerdo de ella, acostada en el ataúd, con sus ojos azules cerrados y sus delicadas manos cruzadas sobre su pecho. Llevaba puesto un vestido blanco suelto y largo. Sam lo había elegido.

Nadie sabe qué pasó exactamente, solo Sam lo sabe, pero nunca lo contó. Se guardo el secreto y aún lo hace. Solo sabemos lo que ella quiso que sepamos; que a Tess la habían apuñalado y había muerto en pocos minutos. Pero nada más.

En el funeral, ella nunca soltó el collar de su madre. Miraba fijamente como todos lloraban su muerte, incluyéndome. Ella no lloró y varios la criticaron por eso. Pero ellos no saben lo que ella tuvo que ver y presenciar. Nadie lo sabe. Ni siquiera yo lo sé.

Recuerdo perfectamente el momento en el que Sam me mostro el collar y yo supe que ella estaba muerta. Que se había ido. Supe en ese instante que volvería a escuchar su voz o sus risas. Que no la volvería a abrazar por la noche o la volvería a besar. Todo se había acabado.

Encontrar consuelo fue casi imposible. Sam se solía encerrar en su habitación durante horas, alejada de todos. Ella fue la que presenció esa perdida y no dejaba que nadie se le acercara. Cada día parecía más apagada y sola.

Durante el funeral, una amiga de Tess que vivía en Chicago, se me acercó y me dijo que mi hija era una insensible. Que no lloraba por la muerte de su madre o siquiera mostraba un poco de dolor. Que parecía no importarle. A lo que yo le respondí:

- ¿Usted sabe lo que ella tuvo que vivir?

- Nada grave - respondió como si fuese la respuesta más obvia.

- A mi esposa la apuñalaron hace dos días en la calle, y Sam estaba con ella - respondí -. Sam estuvo en el momento de su muerte. Cuando volvió a casa, estaba cubierta de sangre, con los ojos rojos de tanto llorar y con el collar de Teresa en la mano. - Ahora la estaba viendo directamente a los ojos. -  ¿Puede ver que Sam tiene algo apretado en el puño? Bueno, ese es el collar que le sacó del cuello a su madre hace dos días cuando murió en la calle.

- No sabía que...

- Obvio que no sabía, si ni siquiera conoce a Sam, nunca la vino a ver - luego de eso, la dejé sola.

Sam no habló con nadie ese día. Todos se acercaban a ella o formaban un grupo a su alrededor, y charlaban, pero ella no participaba de la charla.

- .. - .. - .. -

A las 8:07 sonó la alarma. Volví a entrar a la casa luego de unos minutos, y me asomé por la puerta de la cocina. Sam estaba preparando su café como de costumbre. Cuando se sentó, se quedó viendo los estantes, o más bien los objetos que había sobre estos. No dije nada, como de costumbre.

Cuando terminó, lavó todo y salió de la casa. Minutos después yo también salí. Me subí al auto y manejé hasta la florería. Cuando llegué, compre un ramo de lirios blancos. Después me dirigí directamente al cementerio.

Cuando llegué fui directamente hacia su tumba. El la lápida se podía leer "Teresa Brown. Amada esposa, madre y amiga". Me senté en el suelo, con el ramo aún en mis manos. No tuve que pensar que iba a decir.

- ¿Recuerdas cuando Sam tenía seis años, y yo la lleve a entrenar conmigo? Ese día, mientras estábamos sentados en el sofá, ella nos dijo que quería aprender a boxear porque quería aprender a protegerse a ella o a otros. - comencé - Desde entonces, me acompañaba y yo le enseñaba algunos movimientos, pero nunca fue un entrenamiento serio. - dije. - Actualmente, es una de las mejores, pero aunque no me haya dicho, yo sé que todo lo que hace es para poder proteger a otros y para protegerse a ella. El boxeo llegó a ser más que solo un deporte para ella, ahora también es su escudo. - suspiré. - Sam logró muchas cosas, y aunque yo al principio no estaba totalmente de acuerdo con que hiciera lo mismo que yo, ella continuó. Logró su objetivo y mucho más. Aunque no hubieses estado con ella mucho tiempo, logró ser igual a vos.


Me quedé en silencio. Me paré y dejé el ramo de flores. Las primeras flores del día.

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Un Kiss, SamNovels 

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