Capítulo 35: Anillos y chicos sin camisetas

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Aceptaron mi petición. Hoy Lucas iba a recibir su anillo. La sonrisa no se borraba de mi rostro, ya que yo iba a ser la que le entregara el anillo que él tanto había estado esperando. A mí me lo había dado John, cuando después de venir a supervisar nuestro entrenamiento. Estaban todos acomodados en un semicírculo, y yo estaba en el centro. Lucas todavía no había llegado, pero no faltaba mucho para que eso cambiase. La puerta se abrió y Lucas entró. Tenía puestos unos shorts negros, una musculosa violeta y unas zapatillas. En un hombro le colgaba el bolso y en la mano tenía el celular. Al vernos frunció el ceño, confundido. En la habitación solo estaban aquellos que tenían un anillo, nadie más. Me miró y mi sonrisa se ensanchó aún más.

– ¿Quién se murió? – preguntó. Rodé los ojos y solté una leve risa.

– Acércate, Lucas – él se acercó a donde yo estaba con paso lento. Guardo el celular en un bolsillo y dejó el bolso en el piso. Cuando estuvo delante de mí, saqué de mi bolsillo una cajita. – Te lo mereces.

– No estoy interesado en el matrimonio, Sam – se rió y luego tomo la caja con una sonrisa. Al abrirla sus ojos se abrieron, y su sonrisa desapareció. Su expresión de diversión fue remplazada por un de total sorpresa. – No lo puedo creer – susurro agarrando el objeto de oro que había dentro. Era como el cuerpo de un dragón que se enrollaba alrededor del dedo, pero en cada extremo había una cabeza dragón. En la parte interna había un grabado. – The Golden Boy – leyó en voz alta sonriendo. Me miró a los ojos y vi claramente cuan agradecido estaba. Algunos se pararon más cerca, y Colton pasó su brazo por los hombros de Lucas.

– Sam se esmeró en el diseño – le guiñó el ojo. El anillo de Colton era de oro blanco, y era hermoso. A nosotros dos nos los dieron juntos, y por la misma persona, pero no tenían ningún parecido. El suyo era grueso, y tenía grabados todo alrededor, y en el centro había una piedra azul. – No sabes cuánto tardaron en decidirse, solo porque Arturo no estaba de acuerdo. – explicó Colton. – Sam nos dejo con una pila de papeles que justificaban el porqué tenías que darte el anillo. – siguió. – Arturo tuvo que aceptar cuando en uno de los papeles estaban los resultados de un torneo en el que le habías ganado – Colton soltó una carcajada.

– Y ahora vamos a festejar esto – dijo Sean que acababa de aparecer por mi espalda.

– Voy a llamar a Mar y a Chloe – dije yo.

– ¿No le vas a decir a Blake? – Lucas parecía desilusionado.

– Hoy tenía una cena con la familia, así que no puede, ya sabía de esto él – expliqué mientras marcaba el numero de las chicas. Después de tres tonos, Mar atendió.

– ¿Qué paso? – preguntó al atender.

– Nos vamos de fiesta – colgué y luego hice lo mismo con Chole.

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Blake:

Ayer a la tarde, Sam me había dicho que después de la entrega se iban a ir de fiesta. No me había respondido el celular en toda la noche, así que supongo que fue una noche muy movida. Hoy a la mañana, cuando me desperté le mande un mensaje diciéndole que iba a ir a la casa, pero no tuve respuesta. Ahora estaba en la puerta de su casa, esperando a que alguien me abriese la perta. Greta se asomó por la puerta y me sonrió. Se acercó y me beso la mejilla.

– Blake, que gusto verte por acá – la sonrisa parecía no desaparecer nunca. – Pasa.

Al entrar, me encontré con Nik sentado en la cocina viendo algo en el celular. Cuando me vio, sonrió y se levantó. Me saludo y hablamos un poco.

– Hoy a la madrugada, decidieron seguir la fiesta en el cuarto de Sam, si los encuentras consientes, es un milagro – se rió y se volvió a sentar.

Yo subí las escaleras y cuando llegué al cuarto de Sam, toqué la puerta. Nada. Volví a tocar. Nadie me respondió. Decidí entrar, pero lo que vi no era lo que me esperaba. Lucas estaba con medio cuerpo en el guarda ropa de Sam, y la otra mitad fuera. Tenía la boca abierta, no llevaba camisa puesta y tenía puesta una bufanda de plumas. ¿De dónde sacó eso?, pensé. Mi mirada se desvió a la cama, donde se encontraba Colton sin camiseta con una chica rubia acostada sobre él. La chica era Chole, y a ella llevaba puesta una camiseta de otra persona, de un hombre. En el piso, con la espalda apoyada contra los pies de la cama, se encontraba Marisa. Llevaba puesto solo el corpiño y unos shorts. Tenía una botella de cerveza en las manos y balbuceaba en nombre de Dylan O’ Bryen. Me reí al escuchar eso. Me acerqué a Colton, y este se quejó. Luego abrió un ojo, y me miró.

– ¿Dónde está Sam? – pregunté.

– Se fue con un modelo anoche – cerró los ojos devuelta. Eso no podría ser, ella se habí… La risa de Colton interrumpió mis pensamientos. – Te crees todo lo que te dicen. – volvió a reír. – Creo que esta en el baño.

Mis músculos se relajaron, y me dirigí al baño. La puerta estaba entre abierta, así que la terminé de abrir. En el piso había un chico de pelo marrón abrazado a un peluche que... tenía la remera de Marisa. ¿Por qué todos los chicos están sin camisera?, pensé. Me reí y levanté la vista, buscando a Sam. Ella estaba en la bañera. Estaba mojada y tenía el maquillaje corrido. Me acerqué a ella intentando no pisar a Sean. Cuando estuve a su lado, pude notar que no estaba sola. Dafne descansaba su estomago inmóvil. La sacudí un poco y ella volteó la cabeza. Abrió los ojos, y me encontré con sus ojos color zafiro.

– ¿Qué haces acá? – preguntó.

– Te mandé un mensaje – reí.

– No vi, estaba durmiendo – se acomodó en la bañera.

– Eso veo – respondí. – ¿Qué pasó anoche? – se quedó pensando con la mirada perdida. Acarició a Dafne y luego volvió la vista a mí.

– No tengo idea – respondió riendo. Tomó a Dafne, y me la entregó. Me tensé al agarrarla, yo detestaba las serpientes. – No le gusta el agua.

Levantó un brazo, y prendió la canilla. Se quedó sentada en el piso de la bañera mientras el agua caía sobre ella. Luego de unos minutos, apagó el agua y salió toda mojada. La camiseta blanca se le pegaba al cuerpo y se le transparentaba, dejando ver su sujetador negro. Me mordí el labio, y ella me guiñó el ojo. Salió del baño, no sin antes haberle pegado una patada a Sean para que despertara. Cuando salió, hizo lo que menos me esperaba. Se paró en la cama y empezó a gritar.

– Tengo una carrosa rosa, y quiero dormir con el príncipe, pero el príncipe sale con una puta y no me quiere a mi – Gritó mientras saltaba en la cama. Todos se despertaron, y Colton agarró a Sam y le tapo la boca. Ella le mordió la mano y se escapo de su agarre. Lucas se sacó la bufanda de plumas, y la tiró al piso. Marisa se rió de Lucas, pero al darse cuenta que no llevaba remera, abrió los ojos como platos, y corrió a buscar una en el guardarropa de Sam. Sean salió del baño con el peluche que tenía la remera de Marisa, y se frotó los ojos. Miró la situación luego frunció el ceño.

– ¿Qué hicimos anoche? – preguntó incrédulo.

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Un Kiss, SamNovels

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