Lluvia

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Ichigo abrió los ojos cuando escuchó la estruendosa lluvia golpear su ventana. Se levantó hasta quedar sentado y desvió su mirada hacia el vidrio empañado. Había estado lloviendo toda la semana, sin parar, y ya comenzaba a cansarle ver siempre el mismo cielo.

-No me gusta la lluvia en primer lugar- se dijo mientras apartaba las sabanas que lo cubrían. A pesar del horroroso clima, debía prepararse para ir a clases.

Cuando bajó fue recibido por una patada de su padre.

-¡BUENOS DÍAS HIJO MÍO!

-¡No patees a la gente que acaba de despertar!

-¡Debes estar atento a todo, estúpido hijo, siempre con la guardia en alto!- comenzó a decir, aprovechando a hablar sobre la buena alimentación y la realización adecuada de deportes, pero Ichigo dejó de escucharlo. En cambio, se giró hacia su hermana, que estaba parada frente a la ventana mirando muy preocupada el cielo.

-¿Qué ocurre, Karin?

...O eso creía él.

Afuera, sentada en el poste de luz, se encontraba Rukia completamente empapada. No veía hacia la casa, sino más bien a un costado, evitando la mirada de la pequeña Kurosaki.

-Oi, Karin, te estoy hablando- volvió a decir mientras la movía un poco sobre el hombro. Ella pareció escucharlo ya que se volteó.

-Lo siento Ichi-nii, estaba distraída.

-Eso veo... ¿qué acaso la lluvia te tiene así?

Karin volvió a mirar a la shinigami, pero ella parecía encontrar entretenido algo más alejado de la casa.

-Algo así...- murmuró. No le gustaba ver a Rukia así, tenía tantas ganas de llamarla e invitarle a su casa, pero sabía que no podría. Además de que ella tampoco lo haría.

-Mmm- Ichigo siguió el trayecto que Karin hacía, pero solo veía el frente de su casa completamente mojado- Ya deja eso y vamos a desayunar.

Ambos fueron al comedor y Rukia volvió a posar sus ojos en la casa. No podía mirar a Karin estando en la situación en la que estaba, no podía dejar su lugar de trabajo, no podía volver a estrechar lazos. No si quería salir sana y salva de esa misión.

Se acomodó mejor, poniendo sus brazos cruzados encima de sus rodillas y su cabeza sobre ellas. No le molestaba la lluvia, no sería ni la primera ni la última vez que participase en una misión así. De alguna manera, a pesar de todas las cosas malas que le han pasado cuando el cielo lloraba, ella sentía que la lluvia buscaba sacar algo de ella. Un peso que a veces ni ella sabía que tenía.

Hacía una semana que la lluvia mojaba todo a su paso.

Hacía una semana que ella había dejado de usar el gigai.

Hacía una semana que ella e Ichigo no se habían vuelto a ver cara a cara. Y aunque le doliese en lo más profundo de su alma, era lo mejor. Para él y para ella también.

-¿Cuándo dejará de llover?- preguntó Yuzu mientras acomodaba los platos del desayuno- No puedo lavar la ropa si continúa así.

-El pronóstico anuncia lluvia para varios días- le dijo su padre mientras leía el periódico.

-Ah- suspiró- Tendré que colgar la ropa adentro.

-Oye Ichi-nii- llamó Karin, mientras revolvía con una cuchara su taza.

-¿Qué ocurre?- preguntó mientras se metía una tostada en la boca.

-¿Cuándo vendrá de nuevo Rukia-chan?

Deathberry una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora