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Maratón: 1 de 3



El camino a mi habitación fue muy silencioso.

Tenía pena de hablarle a Tyler después de lo que hice, así que mejor me quedé callado. Aunque, él no parecía enojado en absoluto, o al menos no lo demostró.

Cuando estamos frente a la puerta, me pregunto: ¿Cómo va a reaccionar mi madre ante eso?, ¿Se enojará conmigo o...? No entré a la piscina como ella me advirtió pero tiré a Tyler en ella y creo que es peor.

—Mi mamá se enojará conmigo—Le digo a Tyler, frunciendo mis labios.

—¿Qué?, ¿Por qué?

Lo miro con obviedad, señalando su ropa.  Él solamente alza sus cejas, no entendiendo.

—¡Porque te tiré a la piscina y ahora estás to-todo mojado por mi culpa y...!—No puedo terminar la oración cuando siento que Tyler pone un dedo sobre mis labios, impidiéndome hablar.

—En primer lugar, no me empujaste, yo me caí; en segundo lugar; ¡Ella no lo sabrá, le diremos que yo me caí por estúpido!—Me mira, quitando su dedo de mis labios y cruzándose de brazos—Básicamente la verdad.

—Pe-pero...—Me dirige una mirada de advertencia a lo cual sólo bufo y me doy la vuelta para tocar levemente la puerta.

Pasan sólo unos cuantos segundos antes de que mi madre nos abra. Su mirada al principio está en mí pero, cuando está a punto de decirme algo, pone sus ojos en Tyler, cambiado por completo su expresión y mirándolo con la boca abierta.

—¿Qué te pasó?—Le dice a Tyler mientras se hace a un lado, haciéndonos espacio para poder pasar.

—Me caí—Miente. Me mira a los ojos con una sonrisa y yo veo cómo mi madre pone ambas manos en su cintura, haciendo una mueca.

—Buscaré una toalla—Dice al mismo tiempo que camina hacia el baño—Préstale ropa, Cariño.

Me siento en mi cama mientras abro el gran clóset y comienzo a buscar ropa en mis cajones. Tyler aún sigue de pie a un lado de mí y me siento un poco mal por no poder decirle que se siente, pues mojaría mucho la cama.

Saco gran parte de mi ropa y la dejo sobre mi cama. No tengo algo que pueda quedarle a Tyler. Toda mi ropa  es pequeña a comparación de la que él debe usar.

Sigo buscando dentro de los cajones pero pronto escucho cómo Tyler susurra una maldición. Giro mi cabeza, sólo para darme cuenta de que está sosteniendo uno de mis pequeños shorts que uso para dormir.

—¿Q-qué?

—¿Son tuyos, lindo?—Asiento confundido, viendo como él no despega su mirado de ellos, pareciendo demasiado entretenido con aquella prenda—Son muy pequeños.

—Son cómodos—Me encojo de hombros y me giro nuevamente para seguir buscando ropa, hasta que por fin encuentro un pantalón negro algo grande que me gusta usar cuando tengo frío porque es muy calientito y eso.

—Tyler, mira, encontré este pantalón...—Detengo mis palabras cuando veo que ahora está viendo otro pequeño short color verde—E-ese es mi favorito, es muy suave—Le digo con una sonrisa.

—Lo noté—Miro cómo pasa sus dedos suavemente por la tela antes de girar su cabeza hacia mí—Tienes mucha ropa verde, ¿Es tu color favorito?—Asiento con una sonrisa y extiendo el pantalón hacia él, quien lo toma inmediatamente, dejando mi short en la cama.

—Gracias, lindura, pero... ¿No tienes una camisa también?—Aprieta sus labios en una línea y después me sonríe.

Estaba por decirle que le prestaría una sudadera, porque camisas grandes definitivamente no tengo, pero la voz de mi madre en la habitación hace que ambos volteemos a verla.

B U T T E R C U P {tysh}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora