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—Tyler, p-para, me haces cosquillas—Le digo una vez que estamos en el ascensor del hotel. Tyler insistió en llevarme hasta mi habitación aún cuando le dije que no era necesario.

—¡Pero ni siquiera te estoy tocando!

—Sí me estás tocando—Volteo hacia atrás para poder verlo, ya que está parado justo atrás de mí, incluso cuando hay mucho espacio en el elevador para que esté más lejos.

Volteo de nuevo al frente y me sobresalto cuando siento otra vez sus dedos sobre mi cuello, apenas rozando mi piel.

—¡P-para!—Me giro de nuevo hacia él, viendo cómo pone sus manos atrás de su espalda y sus ojos se dirigen al techo, fingiendo no haber hecho nada. Cruzo mis brazos tratando de parecer molesto, pero cuando Tyler murmura un pequeño "¿Qué?" Simplemente sonrío y me doy la vuelta para salir del ascensor, pues ya estamos en el piso de la habitación.

—No es justo, Josh—Dice Tyler cuando comenzamos a caminar.

—¿Qué cosa?

—Quería pasar más tiempo contigo hoy, ya que no podré verte mañana—Un puchero se forma en sus labios y nos detenemos unos metros antes de llegar a mi puerta.

—¿Por qué no?—Frunzo el ceño, mi voz saliendo más aguda de lo normal.

—No trabajo los domingos—Mi expresión se relaja y asiento con tristeza. No me gusta ver a los demás recepcionistas, ellos no son cómo Tyler. Me gusta bajar a la recepción y sentirme nervioso cada vez que hablamos él y yo.

—Oh...—Hago una mueca con mi boca mientras miro mis pies—Entonces nos veremos hasta el lunes.

—Sí...—Suelta un suspiro—Extrañaré verte.

—¿En serio?—Lo miro a los ojos, viendo cómo sonríe mostrando sus dientes para después estirar su mano hacia mi cara y acariciar mi mejilla. Le sonrío de vuelta, tambaleandome sobre mis pies. Me parece muy lindo que Tyler me extrañe porque yo lo extrañaré también, aunque sólo sea un día el que no lo vea.

—¡¿Por qué, Josh?! ¡¿Por qué tienes que ser tan tierno?!, ¡Explícame!—Grita, tomando mis mejillas entre sus manos y apretándolas suavemente—Sólo mira tus ojitos... Y tu sonrisa... Y tus ricitos...¡Ay, por Dios!

Me sonrojo visiblemente ante las cosas que dice, y más aún porque las está gritando. Estoy seguro que las demás personas en las otras habitaciones lo están escuchando todo.

—N-no, no grites, Ty— Pongo la palma de mi mano en su boca, evitando que siga gritando, pero él me muerde y tengo que alejarla rápidamente con un quejido de dolor de por medio.

—¡Que todo el mundo sepa lo lindo que eres!—Canturrea, aumentando el tono de su voz en cada palabra, y sé que lo está haciendo sólo para molestarme.

—¿Josh?—Ambos volteamos en dirección a la puerta de mi habitación, viendo cómo mi madre está parada en el umbral, mirándonos confundida.

Camino hacia ella, con Tyler detrás de mí. Una vez que estoy frente a frente, puedo notar que se acaba de despertar por su cabello alborotado y sus ojos aún medio cerrados, sin contar el gran bostezo que suelta cuando saluda a Tyler. El pensar que seguramente mamá escuchó lo que él había gritado me hace sentir muy avergonzado.

—Señora, aquí está su hijo—Siento cómo pone ambas manos sobre mis hombros—Está sano y salvo ¿ve?, no le pasó nada—Mi madre sonríe en dirección a él y luego me revuelve el cabello con cariño.

—Gracias por traerlo, Tyler—Dice mi madre, jalando un poco mi muñeca para que me pare al lado de ella, así que eso hago, teniendo ahora a mi recepcionista enfrente.

B U T T E R C U P {tysh}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora