La idea no era tan descabellada. Si esa bacteria, o virus, estaba destinada a los astronautas, y esas misiones espaciales la conducían, por lo tanto, también a los planetas que serían explorados, era lógico que estos seres se sintieran amenazados.
Consideremos, por ejemplo, uno de los planetas habitados del Universo : el planeta Tytxlo. Prácticamente todos sus habitantes han desaparecido, y se ha sabido, por algunas informaciones de origen anónimo, que en el transbordador de la misión Atlanta 2019, destinada a la exploración de este planeta, se ha encontrado el tan temido y famoso "mosquito azul", que escapó de uno de los laboratorios que el gobierno norteamericano instaló secretamente en Irán. E incluso aquí, en la Tierra, donde ese insecto todavía está suelto, han comenzado a sucederse eventos trágicos cuyas características son fácilmente vinculables con ese experimento.
Con esto quiero decir que los humanos tienen ya cierta mala fama. Están considerados una de las 25 razas más peligrosas del Universo. No sólo los seres de piel verde, sino otras formas de vida extraterrestre, desconfían del planeta Tierra.Y tienen razón en hacerlo: además de la misteriosa reducción poblacional que sufrió Tytxlo, muchos ingenieros de la estación espacial XV-300, ubicada en la constelación de Abril, se han enfermado, o incluso han muerto, a partir de la llegada del que sería el único integrante humano de ese equipo de investigación.
Sí, tal vez ellos estén aquí, escondidos, mezclados con la población humana y buscando el camino hacia los secretos laboratorios donde se están diseñando los agentes infecciosos que son diseminados continuamente por el Universo. Pero es mejor que esa silenciosa "invasión" alcance su propósito, porque no sólo los planetas de otras galaxias, sino también el propio planeta Tierra, es puesto en peligro, todos los días, en esos reductos de la Ciencia.
Aunque tal vez ya sea demasiado tarde para detener ese peligro.
