Nota del autor (5)

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Pero por más que el anciano pronunciara ese nombre, Barrabás no apareció. Como si hubiera intuido que lo estaban buscando, el astuto animal no regresó a la casa desde que el doctor Clarke terminó de conversar, por última vez, con el anciano.

Pensé que, tal vez, el virus o bacteria podría producir, en un animal, un efecto parecido al que causó en mí el espacio exterior: tal vez Barrabás, si había contraído el misterioso agente por mi culpa, estaba experimentando un incremento de su inteligencia, lo cual podría haberle permitido escuchar y comprender la reciente conversación. Luego pensé que, si esto era cierto, también era posible que el agente haya ingresado a mi organismo cuando yo me encontraba en el espacio exterior, y no en el laboratorio, porque nunca se pudo explicar las modificaciones cerebrales que sufrí durante el tiempo en el que estuve lejos de la tierra.

O quizá, como última alternativa para explicar su ausencia, los efectos del virus, o bacteria, en el organismo de un animal se desencadenaban de una manera más acelerada, mientras que tardaban más en manifestarse dentro de un organismo humano, por lo que Barrabás ya habría alcanzado ese destino definitivo que le aguardaba a Daysi. No sé si pensar que podría estar muerto, pero podría ser ya, física e intelectualmente, muy diferente. Daysi, según el doctor señaló, parecía estar convirtiéndose en otra cosa, en algo inhumano o monstruoso, y también su percepción de la realidad se desplazaba hacia un estado definitivo en el que alcanzaría todas las cualidades de un mundo ficticio. Gradualmente, un mundo irreal estaba, dentro de su mente, sustituyendo al real, y esta sustitución, alguna vez, sería definitiva.Y acaso para Barrabás esa sustitución ya era definitiva, y no regresaba a la casa porque ya estaba confortablemente instalado en su nuevo e ilusorio hogar.

Pero eran sólo conjeturas.

Lo cierto es que no he vuelto a saber nada de ellos. Tampoco he vuelto a ver al doctor. El anciano continuó viviendo en esa casa, y yo también, y ambos, seguramente, envueltos en la misma incertidumbre, en la misma ignorancia.

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