7. Deshonras y licor

0 0 0
                                    



—Entonces me estás diciendo que la chica dueña del perro que mordió mi pierna, que además de ser muy bonita y lo que me dijiste simpática, me dejo unas margaritas mientras dormía con la boca abierta, ¿verdad?

—Milo, te he dicho que si tres veces—dijo Mike haciendo el número con tres dedos y rodando los ojos.

—¿Qué no entiendes? ¡Me vió dormido con la boca abierta! ¡Una chica linda!—dijo cerrando los ojos y tomado su cabeza con las dos manos—. Que deshonor.

—Milo, no seas dramático—Mike rodó los ojos y le dió un zape en la nuca.

—No merezco estar aquí, iré a hundir mis penas en licor.

Mike se echó una carcajada—Claro, para eso tendrás que ir al súper a comparte una botella, hermano.

—Pues iremos al súper a comprar esa botella.

—No—dijo Mike—. Iremos al súper a comprar cosas para alimentar a nuestra panza. Y quizás te compre una cerveza.

—Hermano, yo necesito más que una cerveza. Necesito un licor.

EN MI MENTE Y EN SU CORAZÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora