4. Flores

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Mike y Milo se encontraban sentados en la sala de su casa viendo una película. Los dos se encontraban tan embonados que no se dieron cuenta que el teléfono de la casa estaba sonando.

Ambos se voltearon a ver, Milo negó con la cabeza y volteó a ver su pierna herida, dando la señal obvia de no iba a ir a consternar el teléfono. Mike sin más, dio un suspiro y se puso de pie.

—¿Ajá?—contestó.

—Amor mío—dijo la voz dulce de su madre, Celine.

—Mamá—Mike contestó entusiasmado—. ¿Qué tal el viaje?

—Oh, Mikey, esto es tan hermoso. El mar está increíble, hasta me atreví a decir que el sol acá es maravilloso. Gracias, cariño. Por pagar mi viaje.

—Sabes que haría todo por ti mamá. Haría eso y más. Me alego que la estés pasando bien.

>>En estos momentos estábamos viendo yo y Milo una película. Y por si preguntabas, él sigue mucho mejor después de la mordida.

Mike y Milo, le tenían un gran amor, respeto y confianza a su madre. Por lo cual siempre se contaban hasta la cosa más insignificante que les pasase.

Celine, es madre viuda, pues su esposo murió por un accidente automovilístico cuando iba hacia el hospital entusiasmado por la noticia de que Milo, estaba a punto de nacer. Algo realmente alegre pero triste y doloroso a la vez.

Así siguieron hablaron un rato más, por supuesto, no antes también de que Celine hablara con Milo.

Cuando terminaron de hablar, Mike decidió hacer algo para comer. No es que hiciera increíble comida, pero una huevitos con jamón le quedaban bien.

A eso cómo las cinco de la tarde, alguien llamó a su puerta.

Haciendo que (de nuevo) Mike se parara de la sala para ir a abrir la puerta. Pero no pudo ver la cara de, a lo que parece ser, una chica. Ya que había un gran arreglo floral en su cara.

—Mira, soy Sam. Soy dueña del perro que te mordió, no sabía que traer como disculpa, así que lo único que se me ocurrió fue comprar margaritas, porque me gustan, si no te gustan puedo cambiarlas igual. También estas flores a nombre de mi perro. Aunque no me lo dijo, supuse que lo hizo—retira las flores de su cara—¿Perdón?

Un Mike desconcertado, miró de la chica a las flores, y de las flores a la chica. Después posó sus ojos de nuevo a la chica llamada Sam.

Analizó por un momento su cara. Era de tez blanca, pelo rubio con las raíces cafés; ojos cafés y pequeños labios. Pero lo que más llamó su atención, es cómo los dos dientes fronterizos sobresalían.

Era particularmente bonita. Pensó.

EN MI MENTE Y EN SU CORAZÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora