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Capitulo 3:

Ningún receso le había parecido tan desagradable. En realidad, los recreos eran los momentos que más disfrutaba de la escuela, porque en ellos encontraba libertad, comodidad y diversión, pero como siempre habían excepciones.

La mayoría de las niñas se dirigían con sus bandejas de comida, hacia la mesa principal de la cafetería en sobrepoblación. Antes de acercarse algunas de ellas se daban el tiempo de perfeccionar sus atuendos, otras mejoraban el aspecto de sus peinados, se retocaban el maquillaje o simplemente se aplicaban perfume y un bálsamo hidratante de labios, pero todas en general se preocupaban por su físico. De un segundo a otro, todos esos requisitos eran necesarios para gozar de la adorable presencia del nuevo profesor.

-¿Es en serio? ¡Ni que fuera Harry Styles!- Expresó enfadada. Recargó sus codos sobre la mesa, después reposó en sus manos, su cara furiosa y desesperada. La mañana iba avanzando lentamente y ella ya había protestado por más de mil veces, destacando que la mayoría de sus disgustos, eran ocasionados por la misma persona.

-No logro entender ¿Por qué lo odias tanto?- Preguntó Millie

-Yo jamás dije que lo odiaba- Para aparentar indiferencia, Ashley comenzó a comer del sándwich que Teresa le había preparado desde su casa.

-Sí, pero, es evidente que no lo quieres dentro de la escuela- Opinó Sadie

-Me parece que es una persona bastante molesta... ¿Okay?- Limitó sus palabras

-Él está fuera de tu alcance. ¡Por favor! Entre nosotras sabemos que esa es la verdadera razón- Aseguró la pelirroja. Ante su comentario Ashley puso los ojos en blanco.

-Tienes que reconocerlo, parece salido de una serie de Netflix- Murmuró Millie

-¿Y por eso tiene a un montón de moscas muertas por ambos lados?- Ashley contestó sarcásticamente

-Te lo dije: ¡Está celosa!- Le susurró Sadie a Millie, de cualquier forma la castaña la escuchó.

-No estoy celosa, en tal caso me vería extremadamente ridícula- Su rostro dibujo una expresión de: "JAJA ¿Yo? ¿Celosa de Finn? ¡Imposible!" -¡Yo nunca podría enamorarme de un maestro!... De solo pensarlo se me revuelve la cabeza

[...]

La clase de biología dió inicio. La castaña observaba los movimientos de la mano de Finn sobre el territorio del pizarrón, profundizando la solución de una ecuación matemática. Ella entendía las funciones de los procedimientos, pero había algo que la confundía más que las propias operaciones. No dejaba de cuestionarse: ¿Por qué un maestro de biología se mete en asuntos de igualdad matemática?

-¿Quisiera saber por qué estamos perdiendo el tiempo con esto?... Lo aceptaría de un docente de educación básica, pero tengo entendido que su orientación es la ciencia- Mencionó por impulso rompiendo así la extraña serenidad de la clase. En realidad, la resistencia estaba sobre todas sus intenciones, pero el pelinegro atravesó sus límites y las consecuencias se estaban desbordando. Desde que Finn se integró a la escuela, un duende gruñón se apoderó del habla de Ashley, especialmente cuando cruzaba la palabra con él .

-¿Perdón?... Las matemáticas son el centro de todas las ciencias. Te recuerdo que no solo son clases de biología, sino también de química y física, en el futuro me lo agradecerás.

Con tan poquitas palabras, Finn logró que todas sus admiradoras lanzarán humos en forma de corazón y suspiros profundos, con una gran diversidad de sentidos y direcciones. Toda esa situación se había vuelto demasiado patética, él era enaltecido como el hombre perfecto que sus mismas compañeras habían idealizado, por otro lado, él seguía siendo un arrogante que no merecía semejante adoración. Abrumada por la tensión que se generó en el ambiente, la castaña rodó los ojos y por segunda vez se perdió entre las páginas de su cuaderno.

Al final de la clase, un compañero repartió los exámenes diagnósticos que se habían aplicado días antes.

Sin trucos ni trampas de por medio, Ashley había logrado un 9.8. Una estúpida e insignificante pregunta, había arruinado su 10 perfecto.

-¿Mills me prestas tu exámen para saber cuál es la respuesta correcta?- Le pidió a su amiga de adelante

Millie le mostró una sonrisa amigable y después le entregó su evaluación. Ashley detalló los textos de las hojas y se enfocó en sus propias contestaciones. Las respuestas estaban idénticas, la única diferencia estaba en su tinta negra y la tinta verde de su mejor amiga.

-¡Maldito!- Exclamó furiosa.

-¿Qué sucede?- Cuestionó Sadie

-¡Infeliz!... Me calificó mal una pregunta.

-Nena, no es para tanto...

La pelirroja no terminó de hablar. En menos de un segundo, Ashley ya estaba frente al escritorio del instructor.

-¿Te puedo ayudar en algo?- Cuestionó el pelinegro exponiendo los atributos de su voz, que deleitaban sus oídos. Precisamente ese el efecto que tenía en su organismo, de alguna forma la hipnotizaba y la hacia perder la racionalidad.

-Sí...- Hizo una pausa, salió del encanto y se concentró en su emoción anterior -Calificó incorrectamente mi exámen

-Okay. Dime en dónde está el error y ahora mismo lo solucionamos- Respondió amable

-En la pregunta 8. Millie al igual que yo, subrayó el inciso 'c'. A ella sí se la tomó como buena.

-No es cierto- El pelinegro negó convencido después hacer una simple revisión.

-¡Es cierto! lo único que tenemos de diferente son las tintas, Millie respondió con verde y yo con negro- Afirmó la castaña

-Mmm... ¿Bonita?... Creo que será conveniente que visites a un especialista en los ojos, porque la supuesta tinta verde, yo veo rosa. Definitivamente la respuesta correcta es la 'c' pero tú subrayaste la 'b'- Comentó Finn

Su frenética atención regresó hacia las pruebas. Y sí, él no se había equivocado, las tintas eran de color magenta y negro. ¿Como demonios hizo eso?. Ella podía jurar que la de Millie era de color menta. Su maestro le guiñó un ojo, la había dejado sin palabras y con la mayor indignación de su vida...

"Tienes un punto menos por estar comparando las respuestas de tus compañeros"

Lyattinn

The Teacher «Finn Wolfhard»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora