The Teacher «Finn Wolfhard»

011💙

Capítulo 11:

Ashley recargó su cabeza en la ventana del automóvil de Finn, sus audífonos inalámbricos se habían vuelto su salvación, por un segundo llegó a adorarlos más que a su propia vida. Decepcionada, entró en un ataque de pánico cuándo la voz del aparato auricular pronunció: "Bateria baja, por favor conecte el cargador"

—¡Maldición!— Azotó los audífonos en la pared de los parabrisas del auto.

—Si así tratas a algo que amas, mi pregunta es: ¿Cómo tratas a algo que odias?— Mencionó el pelinegro. Conducía el vehículo con toda la atención que podía implementar, pero le era inevitable utilizar sus habilidades de vigilancia inquisitiva y constantemente la miraba de reojo.

—Bien, acepto que estoy atrapada aquí contigo, también acepto que me siento completamente incómoda, demasiado observada y poco escuchada, no pretendo fingir felicidad, así que por favor no me dirijas la palabra— Limitó su respuesta

—¿Hasta cuándo seguirás con esa actitud conmigo?— Preguntó Finn —De verdad quiero llevarme bien contigo, parece que mis intentos por agradarte son en vano

—Eso demuestra que algo estás haciendo mal. No te bastará con abrirme y cerrarme las puertas del auto, o encerrarme con seguro como si esto fuera un secuestro mal planeado y menos si clavas tu mirada perturbadora en mi todo el tiempo.

Él pelinegro permaneció callado. Ashley ladeó la cabeza de modo que su amado profesor no viera la media sonrisa que se desprendió de sus labios.

[...]

Jack estaba envuelto en una excursión escolar de 3 días, su habitación estaba desocupada y Finn sin problema alguno, la puso a la disposición de Ashley.

La castaña suspiró rendida en el centro de la cama, sujetó una de las pequeñas almohadas que decoraban la recámara y la presionó en su rostro sin ejercer demasiada fuerza, canalizó y encapsuló su energía interior, después gritó al vacío amortiguando el ruido con el cojín, eso la ayudó a liberar el estrés. Seguía pensando en la opción de pedirle un consejo a aquél que durante todo ese tiempo se la pasó enviándole mensajes de buenos días y buenas noches:

•••Messenger•••
Richard Tozier

Observó por última vez la pantalla encendida del móvil, cerró los ojos y suspiró profundamente para agarrar valor, cinco segundos después abrió los ojos y pulsó el teclado:

→→→

Hola...
¡Okay!... Tengo la sensación de que esta conversación terminará de una manera muy extraña, pero supongo que dicho aspecto no es tan importante para mí o de lo contrario no estaría haciendo esto. Debería empezar con un: ¡Gracias por pensar en mí!... Es decir, gracias por regalarme  pequeños fragmentos de tu tiempo, en dónde a través de un mensaje me deseabas un lindo dia. Siempre traté de aparentar indiferencia, pero lo cierto es que siempre estuve ahí... leí todos tus textos, pero, nunca respondí porque no quería que tú supieras eso. Creo que estoy en problemas. No sé a quién más acudir y por el momento realmente estoy desesperada. El punto al que voy es: ¿Puedo hablar contigo?

→Ashley Martell

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