☆Capítulo 4

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Comenzó a atacar con fuerza.

Yo me quedé atrás, observé a distancia y con atención su forma en que peleaban cada uno. Era demasiado increíble. En cada golpe ráfagas de aire caliente alcanzaron a arrasar a largos metros en su alrededor subiendo así la polvareda, agrietaban la tierra en grandes trozos y agitaban a mi corazón con fuerza.

Para mi, sentir tal intenso poder erizaba mi piel, completamente absorta y temerosa por lo nuevo de la situación.

Para una lucha extremadamente ruda, no podía apartar mis ojos y estaba seguro que los demás tampoco, pues, claro es que en cada ataque eran mucho más poderosos que antes. Intercambiaban golpes, patadas, puñetazos; ataques precisos de ki que parecían totalmente letales como para destruir una colina, formar cráteres o hacer daño genuino y profundo a alguien. Incluso escondida en algún lugar cercano, poco de lo que podía yo ver por la fuerte tensión y polvareda que golpeaba mi cara, no sabía bien por donde se movían.

Eran rápidos, locos y peligrosos.

Tocí un poco decidiendo moverme a otro lado donde no me molestara tanto el polvo, más luego, algo peligroso se sintió venir hacía a mi.

Abrí en grande los ojos.

En seguida me tiré a otro extremo pensando en que era suficiente. Sin embargo aquel ataque que se aproximó a mi, llegó a destruir completamente la roca que me ocultaba y la fuerza del impacto logró que saliera despedida a otro par de metros. Salí de la cortina de polvo, rodando con menos fuerza al tocar tierra y todo mi cuerpo se detuvo sobre un muro de piedra que no me hizo tanto daño. Apenas abrí mis ojos, perpleja y quietísima de lo que había pasado. Me temblaba el cuerpo.

—P-pero...¿Q-qué fue...? –Jadeé.

La conmoción había sido tanta como para tardar en asimilar lo que había sucedido. Respiré fuertemente, recobrando todos mis sentidos. Pasé mi mano por mi cuerpo, tanteando, con la esperanza de que nada de eso haya causado daño en mi.

Ellos están locos.

Me moví a esconderme en el muro luego de descubrir que estaba bien, esta vez teniendo una mejor vista pero seguía estando demasiado cerca de ellos que peleaban en el aire. Contemplé su pelea una vez más, eran unos que otros movimientos rápidos que me costaban ver, habían incluso algunas formas de evadir cada ataque que se intercambiaban y la agilidad de ello eran nuevos para mi. Podía decir que lo que había aprendido del Sr. Piccoro era algo distinto de lo que veía ahora.

Esta era otra forma de aprender nuevos movimientos. Ese extraterrestre albino no era tan débil como su estatura lo hacía ver, a comparación del otro grandote que perdió con facilidad. Me pregunto si ese chico logrará ganarle al final.

Comenzó a picarme la pierna pero no le tomé tanta importancia. El chico usó su espada para evadir un golpe del contrario y ahí mismo, usó un giro genial para lastimarlo. Desafortunadamente, al ostentar una cola impresionante, el enano albino desplazó rápidamente hacía el chico.

Una corriente de calor llegó hasta a mi. Algo comenzó a moverse en mi pierna, a tal manera que decidí buscar el problema, Extrañada, saqué aquel objeto de mi bolsillo y encontré en mi mano ese regalo que mamá me había dado en mi cumpleaños. Fue desconcertante, el espejito se sentía vibrar con tanta alteración.

✧De Distintos Mundos✧ (La Saiyajin en Konoha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora