Capítulo 37

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Narra Purre

¿Por qué las mujeres eran tan complicadas?

Miré horrorizado la gran estantería delante mía.

Mini, medio, súper, súper plus...-- leí cada paquete-- ¿Pero las mujeres tienen el periodo o se quedan sin sangre en el cuerpo?

¿Copa menstrual? ¿Para qué sirve eso?-- dije demasiado alto y unas chicas me miraron.

¿Si las pido ayuda será raro?

Demasiado tarde, han huido.

Terminé agarrando una caja cualquiera y me marché a la cola.

Por el camino, me choqué con alguien.

Perdón.-- dijimos a la vez y al ver quién era sonreí.

Cuanto tiempo.-- dije y saludé a Luz con dos besos.

Mucho.-- me contestó-- ¿Qué haces a estas horas acá?

¿Yo? Comprando....Esto.-- levanté el paquete.

Oh...La visita del mes.-- rió y yo asentí-- ¿Es para Ariadna?

Sí.-- contesté y me volvió a llevar al horrible mundo de las mujeres.

Esto no es para una niña de su edad, es para cuando eres más adulto y...mejor déjalo. Estos le irán mejor.-- cambió de caja y yo asentí.

Esto de ser madre no se me da muy bien.-- reí.

Irás aprendiendo.-- me contestó y fuimos los dos a la caja.

Comenzamos ha hablar y después de pagar cada uno nuestras cosas, salimos a la calle rumbo a nuestros autos.

Bueno Luz, me ha encantado volver a verte. A ver si quedamos algún día para hablar.-- le dije despidiéndome.

Hablando de eso, ¿qué haces la semana que viene la noche del martes?-- me preguntó.

¿Yo? Ahora mismo no tengo nada, me quedaré con Alan porque Ari se va de campamento y poco más...¿Por qué?-- contesté.

Me sonrió y sacó algo de su bolso.

Mi mejor amigo me había dado dos entradas para ir con él al musical de Billy Elliot, pero no va a poder venir y estoy buscando a un acompañante. ¿Te gustaría venir?-- le dediqué una sonrisa y asentí con la cabeza.

Claro, allá estaré.-- contesté y me dio una de las entradas.

Gracias Purre, creo que también te vendrá bien para despejarte.-- mucha razón.

También lo creo, nos vemos.-- le di un beso en la mejilla y me subí al auto.

Al llegar a casa pasé por la habitación de Ariadna para dejarle las cosas.

Demasiada suerte tenes como para acertar.-- dijo frunciendo el ceño y yo le guiñé un ojo.

Me fui a mi habitación y me encontré con Alan dormido en mi cama.

Sonreí y me tumbé a su lado.

Apagué la luz y me tumbé boca arriba.

De repente, se movió y se colocó encima de mi cuello.

Genial, voy a dormir muy bien así.-- susurré, pero el seguía dormido-- Mejor que con tu madre sin duda.

Le acaricié la cabeza hasta quedarme dormido.

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Narra Ariadna

Mamá, te lo prometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora