Capítulo 26

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Narra Ariadna

Mi madre y yo gritábamos a todo pulmón las canciones de mi padre.

Un tirón en mi vestido me hizo mirar hacia abajo.

Dime.-- medio le grité a Alan para que me escuchara.

Papá tiene que bajar del escenario.-- me dijo y yo fruncí el ceño.

Pero ahora a este que le había picado.

No Alan, papá está cantando.-- le dije.

¿Le había subido el azúcar a la cabeza o qué?

Él me negó.

Tenes que bajarlo de ahí, tenes que bajarlo de ahí.-- me repitió como loco e intentó tirar de mi para que me moviera.

Que no Alan, deja de hacer el berraco. Papá está cantando.-- le repetí y él se me quedó mirando.

Rodé los ojos y volví a mirar a mi padre que ahora estaba sonriendo mientras miraba al público.

Cuando volví a mirar hacia abajo, mi hermano ya no estaba.

¿Alan?-- dije en alto y di vueltas a mi alrededor.

¡Alan!-- volví a gritar al verle entrar por una puerta del backstage.

Salí corriendo tras él y oí que mi madre me llamaba a mi.

Menuda familia de locos estábamos hecha.

Tenes que sacar a mi padre de allá.-- le decía Alan a Tom.

Alan, tú papá está perfectamente.-- le dijo Tom agachándose para estar a su altura.

Él negó e intentó explicar algo que nadie entendió.

¡Fush pum!-- dijo haciendo ruidos raros.

Alan, nadie te está entendiendo.-- dijo mi madre que me había seguido.

¡Papá está mal!-- gritó.

Mi madre me miró y yo me encogí de hombros.

Justo mi padre había terminado de cantar una canción y un humo denso llenó el escenario.

Tom también miró hacia esa dirección y frunció el ceño.

Esperen, ¿por qué está saliendo humo de ahí?-- preguntó y fue hacia los de efectos especiales-- DEJE BIEN CLARO QUE CUANDO SALIERA ÉL, NADA DE HUMO.

Nosotros no hemos sido, se ha hecho manualmente.-- aseguró uno de ellos.

Purre.-- dijo mi madre y salió corriendo hacia el escenario.

¿Pero qué pasa?

Atrapé a Alan que hizo el intento de ir detrás.

No.-- le dije.

Suéltame, suéltame.-- repitió intentado zafarse de mi.

Tom, salió también al escenario y como estaba lleno de humo, sólo se escuchaba el barullo que había allá arriba.

¡Para Alan, Alan basta ya!-- le grité y se quedo quieto-- Joder no, lo siento.

Me agaché y le abracé.

Pasó sus pequeños brazitos por mi cuello.

Papá está mal, se va a morir.-- me dijo al oído y se me puso la piel de gallina.

¿Pero que estas diciendo Alan? Papá no se va a morir.-- me reí por aquella locura.

Miré detrás de él y vi por una parte en la que el humo se había disipado, como mi padre estaba sentado en el suelo tocándose la garganta.

Mamá, te lo prometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora