Mamá, te lo prometo

Capítulo 29

《 Fin Parte 1》

Narra Purre

Suspiré hondo y acaricié la urna que tenía en mis manos.

Purre, ve tranquilo, nosotros te esperamos acá.-- me dijo Santiago apretándome con una mano el hombro.

Tardé tiempo en asentir.

Introducí los pies en la arena y comencé a andar hacia la orilla con lentitud.

Al notar el agua fría entre mis dedos, también sentí como mi corazón se congelaba.

¿Por qué no he sido yo antes que vos?-- dije en alto.

Yo tenía un motivo por el que morir de verdad, pero vos estabas bien joder.-- exclamé.

Cerré los ojos y bajé la cabeza.

Saqué mi celular del bolsillo y reproducí aquel audio que me había mandado al buzón de voz.

"Te amo y te amaré esté donde esté, siempre. Cuida de nuestra familia y espero que seas muy feliz."

No sé como voy a ser feliz sin vos.-- contesté llorando-- No puedo y nunca podré, pero lo que si puedo es hacer feliz a nuestros hijos.

No sé cuánto tiempo me queda a mi también de vida, pero si salgo de esta...te prometo amor, que jamás dejaré que hagan daño a nuestros pequeños.-- seguí.

Estoy agradecido con la vida por haberme dado a la mujer más maravillosa del planeta, porque nunca habrá nadie que se compare contigo. Siempre serás vos quien tenga mi corazón y nadie más. Siempre serás vos quien sacará mis mejores sonrisas. Siempre serás vos quien hará que mi corazón se quiera salir del pecho.

Porque fuiste vos quien me enseñó a amar de verdad.
Vos y nadie más. Simple, pero cierto.

No sé que voy ha hacer yo sin verte por las mañanas a mi lado, sin poder darte un beso en la frente, sin poder hacerte cosquillas, sin escuchar tus regaños, tus quejas, tus berrinches, tus risas....sin ti. Porque has dejado la casa muy vacía sin tu presencia...

Tragué saliva y abrí los ojos decidido.

Te amo amor, más que a nadie y más que a nada. Te diría mil cosas más, pero son tantas que no habría ni tiempo para ir contando una a una-- dije y abrí la urna

Observé sus cenizas, lo que fue su cuerpo....

Gracias por convertirme en el hombre que soy ahora, gracias por hacerme sentir, gracias por darme una familia y gracias por amarme como nunca nadie lo había hecho-- la dije y noté como las lágrimas ya iban por mi barbilla-- Te pensaré cada día, cada tarde y cada noche. Mis buenos días y buenas noches serán siempre para vos, mis sonrisas, serán mis regalos para que puedas ver desde el cielo que estoy bien, que estamos bien.

Me metí un poco en el mar y suspiré hondo.

Fui dejando caer las cenizas de a poco mientras notaba como mi corazón me bombardeaba el pecho.

Entonces paré.

Porque quien realmente había provocado que estuviéramos de vuelta juntos, que creáramos esta familia, había sido ella.