No es tan sorprendente si realmente lo piensa.
Su mirada baja, se inclina hacia adelante y lo encuentra sobre su almohada.
El corte de cabello le acaricia las mejillas, su olor le cosquillea el corazón y son sus labios los que bajan para besar su nuca.
No le parece extraño despertar así. Es peculiar, pero en última instancia tampoco es demasiado trascendental al final de las cosas.
La ropa cayendo, las sonrisas, los momentos.
Es el trozo de piel entre sus dedos los que le hacen cerrar los ojos y escuchar una campanada en algún lugar.
Sus palabras, siempre un misterio disuelto contra el zumbido en sus oídos. Es su boca lo que cruje contra su mejilla. Es papel mojado, es algodón contra la lengua, es la ceniza como un humo que se va con en el viento camino al cielo.
Quizá son esas cosas lo que lo hacen mirar atrás. Quizá es solo el tiempo. Se ha vuelto viejo.
Gai asiente, es un espejismo lo que recuerda, como el bombeo suave e imperceptible contra las alas de una mariposa.
Todo pasa en una imagen suspendida, demasiado borrosa antes de que esté donde se encuentra y sea lo único capaz en lo que pueda pensar.
¿Qué podría significar para ellos a esas alturas? Cuando ve su rostro, quizá la respuesta sea todo.
Él considera entonces su propuesta, Gai ahora parece lejano, sus ojos se abren y sobre su expresión todavía es capaz de sonreír de esa misma manera, por sobre las cosas malas, por sobre las palabras de Sakura, por sobre lo que él mismo ya sabe.
No hacía falta que se lo dijeran. Los dos miran atrás un momento una vez más. Sus ojos se aprietan y sus manos imitan su gesto antes de que se encuentren de pie en el campo de entrenamiento.
La sensación es más fuerte que una ilusión. No es una técnica. Gai sonríe sobre la idea y se enorgullece de su impecable y duradera manera de mantenerse en conexión después de tanto tiempo. Había valido la pena.
Kakashi ve el recuerdo. Es un recuerdo compartido y se recuesta sobre las sábanas de su cama en una escena que ocurrió treinta años atrás.
Gai está desnudo, lo domina, lo levanta, lo desdibuja. Luego, el recuerdo de sus entrenamientos. No puede dejar de sonreír cuándo recuerda la sensación de los músculos moviéndose. Siente pena por alguna razón, al fondo, como un pequeño piquete, aún hay un dejo de vergüenza.
Entonces, de nuevo al presente.
— Es nuestra última misión — anuncia y Gai sonríe antes de suspirar entrecortadamente.
El pergamino se balancea entre sus dedos. Es una misión simple en un enfrentamiento contra unos renegados.
Ninguno de los dos tiene una verdadera oportunidad ahora en contra de ellos. Es un suicidio. No puede describirlo de otra manera.
— Kakashi, no hace falta — se estremece contra su silla. Sus manos tiemblan sobre sus delgadas rodillas y un puchero cruza sobre su arrugado gesto —. Soy yo el que va a morir, tú no.
Kakashi se encoge de hombros. No sabe realmente en qué medida es eso verdad. Lo único que sabe es que su cuerpo se está debilitando, que Gai pronto ya no sería ni siquiera capaz de andar sobre su silla, que su respiración será más difícil cada vez, que un día como si nada todo en su cuerpo iba a fallarle y terminaría con el corazón quieto sobre su cama.
Así no es como mueren los héroes. Solía decir el propio Gai. Un ninja muere en batalla. Debe morir en batalla.
— El dúo de mejores amigos, ¿recuerdas? — Gai niega. No lo contradice, sin embargo. Simplemente lo deja.
Es en la madrugada cuando están en el borde de la aldea. Llevan sus cosas en sus hombros para el camino. Kakashi empuja a Gai cuando este asiente y su cabeza blanca refleja la mañana.
— Hasta aquí podemos llegar con eso — Kakashi indica y Gai frunce dolorosamente antes de abandonar su silla de ruedas en un breve salto y pararse en un pie.
Kakashi sostiene su mano. Es huesuda, alargada. No quiere pensar en las pequeñas manchas compartidas y lo apoya contra su hombro para caminar a través de la espesura del bosque y la maleza que lo atrapa.
Detrás de ellos sus huellas se borran. Ahora no son más que dos viejos fantasmas.
Encuentran a los enemigos dos días después. Los enfrentan. Son fuertes, no hay destino en ese sitio.
Su mano relampaguea, hace mucho tiempo que no lo hace y los dedos le queman.
Gai descansa un momento sobre una piedra, está agotado, el presentimiento de que su tiempo se acaba lo atormenta y Kakashi puede leer el miedo escrito en la comisura endeble de sus labios.
El reloj suena en reversa y le quedan un par de minutos antes de que su corazón se detenga.
— Todavía puedo hacer esa técnica — Gai cierra un ojo y le enseña el pulgar.
Kakashi sabe que se refiere a las ocho puertas. La voz de Sakura resuena al fondo de su cabeza cuando Gai se inclina al frente en un pie.
Es esa técnica lo que lo destruyó en primer lugar. Ahora su cuerpo se deteriora velozmente. Le queda muy poco de vida. Si de alguna manera vuelve a usar esa técnica, incluso si no llega a la octava puerta...
— No voy a vivir mucho más de todas maneras — Gai sonríe, parece adivinar sus pensamientos y se encoge brevemente de hombros —. Estoy seguro de que puedo alcanzar la última puerta una vez más — Kakashi asiente, no lo duda — Entonces, ¿vendrás detrás de mí?
Gai lo mira por sobre su hombro. Kakashi asiente con el semblante serio.
Si muero, muere conmigo.
Se había vuelto viejo, viejo y demasiado cursi para quien había sido alguna vez.
— Por supuesto que lo haré — Kakashi carga su propio chakra — Te alcanzaré de inmediato.
Gai suelta una sonrisa grave y fuerte.
Es su última sonrisa. Ambos lo saben. La saborean antes de que el aire la arrastre.
Entonces sus brazos se juntan al frente y ruge.
Todo es fuego, todo es una brisa extraña y luz antes de que nuevamente esté en llamas.
Es tan horrible como la primera vez. Kakashi solo puede verlo atacar incansablemente antes de que termine con todos los enemigos.
Decepcionante. Kakashi había querido enfrentarse por lo menos a uno. Kakashi quería que un sobreviviente tomara venganza en él.
No hace falta. Es tarde cuando llega al lado de lo que queda de Gai.
Se hace cenizas rápidamente y su cuerpo se desmorona entre sus manos sin oportunidad.
Kakashi se recuesta sobre la piedra y saca un Kunai de su bolsillo antes de mirar arriba y suspirar.
La boca le sabe a cenizas. Es el polvo de su cadáver lo que respira.
Cuando clava el filo sobre su muñeca está listo. Jamás se sintió tan listo.
Luego, no queda más que un sueño sin sueños.
No quería volver a despertar jamás.
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NA. Quedó medio confuso pero creo que se entiende. Se me hizo linda una promesa de amor así de drástica xd
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Momentos KakaGai / GaiKaka
RomanceDrabbles, ideas y pequeñas historias de esta pareja. Maito Gai x kakashi Hatake. (Yaoi).