Momentos KakaGai / GaiKaka

De aquí en adelante

Es una especie de larga historia, confusa, Kakashi la cuenta en un punto justo antes de comenzar a ir hacia atrás.

Supone que comenzó cuando Gai simplemente lo decidió por los dos. Su pose de chico bueno brilló delante de la puerta de Kakashi cuando sencillamente se plantó ahí con una maleta colgando en su mano derecha.

Son muchas razones, dice Gai, pero cuando Kakashi lo piensa detenidamente no puede repetir ninguna de ellas. Todos son breves pedazos de una historia en concreto que posiblemente no la hay en realidad.

La casa de Gai es vieja y decide simplemente venderla. No lo hace de la forma en la que todos lo hacen, Gai solo se deshace de ella en un par de papeleos simples que no lo benefician pero solo se encoge de hombros mientras suelta un par de pretextos breves sobre la ubicación o el calor.

Kakashi solo asiente distraídamente mientras Gai dice que será temporal. No lo nota, sus ojos pegados en las páginas de su libro evitan el rostro de su compañero cuando arrastra sus cosas adentro.

Es natural que Gai recurra a él, son amigos y hacían misiones juntos todo el tiempo. El sonido de las constantes conversaciones unilaterales de Gai siendo la fuente de alguna especie de conexión que puede que realmente esté puesta en algún lugar detrás de su cabeza.

Kakashi solo lo deja, Gai cuenta una historia sobre su padre mientras se acomoda en la habitación de Kakashi con naturalidad escalofriante y casual, ninguno de los dos parece demasiado preocupado cuando Gai se instala entre los muebles de su casa, por lo que no le molesta en realidad.

Gai lo intenta un par de veces, los rollos de folletos sobre sus manos y la idea de algunos buenos lugares con departamentos y visitas a ellos mientras hablaba sobre la posibilidad de pintar las paredes de verde brillante.

Pero entonces, cuando Gai no tiene un departamento en los próximos días parece simplemente olvidar mencionarlo y... entonces Gai no se muda.

Comienza a llenar de cosas la casa al primer parpadeo. Pequeños detalles, casi minúsculos, un montón de fruta en la mesa y accesorios casi aleatorios que comienzan a aparecer por todo el lugar frente a su mirada falsamente distraída hasta que todas las cosas de Gai terminan por aparecer y migrar a la casa de Kakashi.

Cómo pasó de la mudanza de Gai a su departamento a todo lo demás es un poco más difuso, menos claro, quizá incluso no tiene modo de expresarlo.

Gai es un ninja energético, alegre, escandaloso, visual, extremadamente visual, entonces, cuando Kakashi nota que Gai lleva todo ese tiempo conteniéndose e intentando ser discreto, lo que representaría un récord para Gai, Kakashi simplemente se sienta frente a él y le dice que haga lo que quiera.

Gai no necesita más palabras, solo agradece en una sonrisa amplia, su risa suena un poco alta entre la habitación y tras dar unas pequeñas palabras motivacionales todo sobre él regresa a la normalidad.

Cuando Kakashi vuelve a casa se queda sentado mientras Gai da vueltas en la cocina, sigue el sonido de los cuchillos, el olor dela comida, Gai muerde la fruta entre sus dedos mientras se mueve de un lado a otro por las habitaciones y luego lleva para Kakashi su comida favorita y una franela para que pueda descansar en comodidad.

Kakashi solo asume que es amable, o que es Gai, no tiene muchas explicaciones al respecto como nada de lo que sucede a su alrededor y solo puede quedarse quieto.

Le cuesta dos semanas darse cuenta de lo que pasa. Es el momento en el que Kakashi abre los ojos y algo dentro de su cabeza simplemente lo hace entender que llevan todos esos días durmiendo en la misma cama.

A Kakashi no le importa lo que piense la gente o lo que incluso podría concederse como una idea que se da por sentada en alguna situación particular. No es una sorpresa completa entonces cuando él mismo se lo plantea, supone qué es el hecho de que estén en un departamento juntos, o quizá en realidad sea la mano de Gai sobre su cintura en las mañanas, su respiración cálida y cercana sobre su hombro, el disimulado roce de su boca contra su nuca antes de levantarse una vez más.