Momentos KakaGai / GaiKaka

Flores

NA. Demasiado largo para lo que yo considero un "momento", pero como solo es parte de algo "no visto" en la historia, bueno. (Además de un poco de incongruencia con lo que dicen en el anime pero, uh, ¿qué más da?)

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Es justo después de esa última reunión que Kakashi puede ir tranquilamente a casa.

La decisión había sido tomada con increíble facilidad luego de que Tsunade despertara. Ella sería el Hokage una vez más y él no pudo sentirse más agradecido con esa idea. El título de sexto Hokage con su nombre rayado en la superficie se desvaneció rápidamente como si hubiera sido una espantosa alucinación.

No se siente motivado al respecto, no es su sueño. Era el sueño de Obito, es el sueño de Naruto. El suyo, bueno, en realidad no.

Aun así se siente un poco halagado, a la vez, aliviado. No hay más que una sensación ahuecada de floja tranquilidad cuando reanuda la marcha de regreso a su departamento.

Es tarde, más tarde de lo que Kakashi querría para el único día libre que le habían dado casi como una espeluznante y amarga compensación por haber muerto en las manos de Pain y haber resucitado casi en el mismo momento. Era como si al verlo simplemente hubieran asumido que morir debía cansar en algún lugar.

Kakashi piensa un momento en eso, en la imagen de su propio rostro congelado y frío contra los escombros, descomponiéndose inmediatamente, llenándose de polvo como si todo su cuerpo hubiera arrastrado la arena del país del viento dentro de su ropa, bajo las uñas de sus manos y al fondo del cabello.

Aleja el pensamiento en cuanto la calle comienza a ponerse alborotada y el rictus de su propia muerte se repite un momento en la tensión pronunciada de sus brazos al pensar en el ataque de Pain.

Sus ojos giran a otro lado, al frente. Los edificios aparecen delante de él en pequeñas hileras, de alguna manera están ahí de nuevo y algunas tiendas de comidas anuncian sobre letreros nuevos o melancólicamente rotos y descoloridos que acudan a ese lugar.

El día se siente gastado, diluido como el suelo que aún luce desnudo y accidentado, las pequeñas piedras en montones aleatorios puestas contra las paredes improvisadas de madera yacen todavía en las puertas.

Debajo de su máscara Kakashi suspira. Su piel todavía se siente extrañamente arrugada, como si estuviera llena de pequeños pliegues sudorosos y lo único en lo que puede pensar es en su deseo de meterse a su ducha y descansar en su cama hasta que aquella sensación desorientada pudiera desaparecer completamente de él.

Es complicado cuando en realidad lo piensa. Había estado realmente muerto, el sonido de su propio aire abandonando sus pulmones aún lo consume y teme a la idea de dejar de respirar, a volver a sentirse así de vacío y reseco, como si el agua se hubiese marchado y no quedara de su cuerpo más que un trozo de papel aplastado.

Se da cuenta entonces de que ciertamente está cansado, fatigado y un poco deshecho. En el torbellino de sus pensamientos la idea de que la mitad de ese cansancio se debe a la carrera inútil que Gai le hizo hacer por la aldea lo hace bajar los hombros y suspirar.

No puede evitar reírse, es una contracción minúscula que cruza su rostro antes de que su mirada se vaya en contra de sus propias manos y un golpe extraño de felicidad lo azote.

Sobre sus brazos carga el ramo de flores que Gai le había dado al final de la carrera. Lo había felicitado por su nombramiento muy energéticamente, demasiado, dirían algunos, pero Kakashi solo podía pensar que aquella manera tan original e inesperada de hacerlo es algo de lo que solo Gai sería capaz.