Prendedor

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Se supone que sea gracioso. Se supone que es una broma.

Sin embargo, cuando extiende la mano y la pequeña caja de terciopelo se abre hacia Gai, no hay risas en realidad.

***

Había sido una idea tonta en primer lugar.

Gai había llegado de la nada, había llevado a sus pequeños alumnos al restaurante y entre voces altas había dicho una frase que Kakashi no había oído en demasiados años para que contara de verdad.

¡El cabello fuera de la cara cuando comen!

Lo dijo con alegría, con entusiasmo. Sus alumnos no tuvieron más remedio que suspirar y obedecer porque de otro modo Gai se pondría intenso con el tema y no había forma en el mundo en el que lo pudieran callar.

Ya nadie obedecía esa regla. Demasiado anticuada, demasiado vieja. Kakashi no comprendía porque justamente ahora Gai la había sacado a colación y había hecho alarde de ella como si fuera algo trascendental.

Suponía que era solo porque se trataba de Gai. Siempre había sido un hombre de reglas. Demasiado terco, demasiado insistente en sacar nuevas cosas y retos autoimpuestos solo para demostrarse a sí mismo alguna tontería que a nadie más le importaba en realidad.

Kakashi quiso rodar los ojos y salir del restaurante ante sus palabras, ante las miradas incómodas y encogidas de Neji, TenTen e incluso Rock Lee, quienes bajaron la cabeza y obedecieron en silencio la orden excesivamente efusiva.

Pero entonces, Kakashi se queda.

Es una escena graciosa en primera instancia, una imagen que es más un espectáculo de los tantos que siempre ofrece Gai gratuitamente.

Lo mira entonces con esa tonta sonrisa sentado sobre la mesa. Parece entusiasta sobre sí mismo y con la mano izquierda se sostiene en fleco un momento y lo aparta para intentar comer.

Su intento, sin embargo, se vuelve incómodo y absurdo a la brevedad. Gai lucha contra su propio cabello liso en una insistencia casi cómica porque sus mechas negras parecen ir en contra de la lógica y caen con gracia y facilidad una vez más como una cascada sobre su pequeña frente.

Gai tarda más lidiando con aquella molestia que el tiempo que tarda en tragar su comida. Es un juego que se vuelve inagotable, Kakashi apuesta divertido al mechón de pelo volviendo sobre su rostro, su oreja apenas lo contiene unos momentos antes de que Gai sea capaz de sorber o masticar.

Es por demás ridículo. Kakashi se burla abiertamente de Gai cuando este truena los dientes y castañea como un perro furioso sobre su plato y no aleja sus manos de su cabello negro ahora demasiado revuelto y descompuesto, pero igualmente insiste y terco.

Kakashi se ríe de eso, es divertido. No hay manera en el mundo en el que Gai pudiera conseguir un enemigo mejor que sí mismo.

Pero la idea se hace aún más grande cuando Kakashi camina por la calle y mira por sobre los ventanales de las tiendas aquella pequeña figura brillante.

Es un local para mujeres, pequeños artículos delicados y lindos se exhiben y lucen contra el ventanal sobre una alfombra de paja y pétalos de rosa.

Es la idea de Gai en su mente lo que hace a Kakashi reírse y tener el valor de entrar.

La compra es rápida, lo había decidido al instante en el que sus ojos pasaron por todos aquellos adornos y se topó con la figura más llamativa y completamente ridícula que hubiera visto jamás.

Es horrible. Estorboso, exagerado incluso para una mujer cuyo gusto y moda estén fuera de toda la lógica que al menos alguien hubiera visto alguna vez.

Momentos KakaGai / GaiKakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora