ℭ𝔦𝔞𝔬 𝔅𝔢𝔩𝔩𝔞 - La Casa De Papel

Capítulo quince

Casa de campo en Toledo

- Entrarán, no sé si durante un asalto, una emergencia, si será el de la cruz roja, el de la pizza - el profesor se paseaba enmedio de las filas de butacas - lo que sé es que intentarán filtrarnos a alguien - hacia gestos con las manos mientras caminaba - Y esa será nuestra oportunidad de meterles un caballo de Troya, ¿Sabéis lo que es? - Preguntó -.

- Yo no lo sé, pero la rima te la digo fácil - soltó Denver quien esta vez estaba sentado delante mío -.

- No - le paró el profesor - el caballo de Troya...

- ¡Lo que me sale de la polla! - le interrumpió Denver nuevamente -.

El ojiazul comenzó a reír, me estiré hacia él dándole un golpe a mano abierta.
El chico se quejó tocando el lugar del golpe.

- Cállate y concéntrate de una puta vez - le reprendí -.

Río y Berlín reían al ver la escena.

- Joder - murmuró Denver por lo bajo, el profesor nos miró con seriedad -.

- Perdón - me disculpé al ver su expresión -.

- Lo siento - Se disculpó Denver, miró a Berlín, quien aún le miraba con una sonrisa a causa del golpe -.

- Los griegos estaban en guerra con los troyanos - el profesor retomó el tema - un día los troyanos encontraron a las puertas de su ciudad un caballo de madera, un enorme caballo de madera - rectificó el profesor - y llevados por su vanidad pensaron que era un objeto de rendición - se encontraba al frente del aula - por parte de los griegos, así que abrieron las puertas y lo metieron dentro, lo que no sabían era que ese caballo estaba hueco y repleto de guerreros griegos - escuchábamos al profesor atentamente - Esa noche los troyanos perdieron la guerra - el profesor asintió - Y es exactamente lo que haremos nosotros - el resto nos miramos extrañados - Cuando intenten entrar - se sentó en el escritorio - y piensen que están ganando la batalla... - el profesor sonrió -.

Fábrica de moneda y timbre
Sábado 18:31 h

- Depositen todos sus objetos metálicos en esta bandeja - pidió Berlín al equipo medico, estos se encontraban de rodillas con las manos detrás de sus cabezas, Tokio se acercó a los hombres con la bandeja extendida - Gafas, relojes, armas y micros, les aconsejo que los depositen, rastrearemos toda radiofrecuencia, también los zapatos.

Helsinki y Tokio se alejaron con los objetos personales del equipo médico, como el profesor había dicho, tratarían de infiltrarse de una u otra forma y ese era el momento, al parecer mi angel guardian comenzó a acercarse a la inspectora a cargo del caso y logró colarse en el campamento fuera de la fábrica, en este pudo observar al hombre de gafas quien ahora se encontraba tumbado en el suelo debido a las órdenes de Berlín.

- Modo cucaracha - vaciló Berlín observandolos, giró su rostro hacia mí asintiendo, tomé un detector de metales y lo pasé con lentitud por los cuerpos de los tres hombres ante el mayor, tenía que ganar tiempo mientras Helsinki colocaba un micrófono en las gafas del policía infiltrado - En pie - les pidió una vez había terminado - Poneos los zapatos - ordenó, el equipo acató sus órdenes con rapidez -.

Tokio y Helsinki se acercaron a los médicos una vez estuvieron de pie regresandoles sus pertenencias, ahora el profesor podría escuchar todo lo que sucediera al rededor de aquel agente.
Berlín guió por el vestíbulo a los hombres, pasando por el pasillo donde se encontraban algunos rehenes apuntandoles con sus armas, al final de este se encontraba Arturito tumbado en la mesa metálica tapada con unos biombos.
Retiré uno de estos dejando pasar al equipo médico, colocándolo nuevamente cuando estuvieron dentro.
Ayudamos a instalar el material médico mientras los doctores se preparaban para la operación, Arturito nos miraba con seriedad debido a la pequeña burla que Berlín le había hecho.