Pov de Berlín
— ¿Qué estáis haciendo Denver? — pregunté aproximandome detrás de la señorita Gaztambide quien parecía tener una plática con él —.
— Le estoy dando la pastilla de abortar — escuché como la mujer subía la cremallera de su mono.
— ¿Qué pasa, necesita que se la metas en la boca con un poquito de agua? — vacilé recargandome en uno de los pilares que estaba a mí lado —.
— El aborto es una cosa privada, las mujeres deciden, pero no delante de todo el mundo — se defendió dándole la pastilla a la mujer —.
— De todas formas me lo voy a pensar hasta que salgamos de aquí — se giró quedando frente a mi disponiendose a irse —
Me moví ante ella bloqueandole el paso.
— Fantástico — miré a Denver — Me alegro de que quieras seguir adelante con el embarazo. Enserio. Ahora vuelve al despacho con los demás — me aparté de su camino —
Tendría una conversación con el chico pero el timbre de un móvil me detuvo, provenía de la señorita Gaztambide, miré a Denver impasible, retrocedí hacia la mujer haciéndole una señal a Denver para que se me acercase, comencé a bajar la cremallera de la mujer, dentro de su blusa habían dos fajos de billetes, los tomé entregándoselos a Denver.
— ¿Vienes de una despedida de soltera? — la mujer me miró con lágrimas en los ojos, estaba aterrada —.
Metí mis manos en su mono buscando por el móvil, nada, descendí a su ropa interior, metí mi mano en sus bragas, había alguien que me prohibía disfrutar ese momento, ese alguien tenía el nombre de la capital de Austria, esa mujer me tenía atrapado, rápidamente saqué mi mano con el móvil en ella.
Aparté a Denver de la mujer alejándonos unos pasos para poder hablar en privado.
— Denver — me miró — ¿Qué va a pasar con nuestra autoridad cuando se lo cuente a los otros? — me acerqué a su oído — Mátala — susurré — ya me has oído — me alejé de él caminé por la galería para descender las escaleras.
Caminé por la fábrica, me dirigía al vestíbulo cuando distinguí a Viena quien iba al lado contrario al mío, miraba el suelo distraída, su arma colgaba de uno de sus hombros.
— Hombre, bella— le llamé haciendo que despegase la mirada del suelo, la castaña me sonrió, me acerqué hacia ella.
— ¿Qué sucede? — Preguntó mirando a los alrededores.
— Aquí no hay cámaras — le tranquilicé tomandola de la cintura. — No sabes cuanto tiempo esperé para tenerte así — la pegué a mí — sentir tu aroma de nuevo — incliné mi cabeza hacia su cuello respirando la leve fragancia que quedaba en el —.
— Berlín — jadeó — alguien nos puede ver.
— Que lo gocen entonces — hablé levantando la mirada —.
Dirigí mi boca a la suya cerrando el espacio que había entre nosotros, nuestras leguas se juntaron danzando, Viena llevó sus manos a mi cabeza intensificando el beso, segundos después nos separamos buscando algo de oxígeno, la chica sonrió sobre mis labios.
— Las reglas — soltó
Iba a responder cuando el ruido de un disparo nos distrajo provocando que la soltase de mi agarre, nos miramos confundidos por un segundo tratando de asimilar lo que sucedía, pero no hubo tiempo debido a un siguiente disparo.
Viena tomó su arma, ambos comenzamos a apresurarnos por los corredores llegando al vestíbulo dónde Nairobi trataba de calmar a los rehenes.— ¿Qué pasa? — pregunté inquieto
— Es Tokio, está como loca disparando — habló sujetando su arma con fuerza.
El crío debió de haberse ido a quejar con mami
— ¿Dónde está? — Preguntó Viena.
— Creo que fue al comedor
Sin pensarlo de más me apuré a las escaleras, tenía que terminar con esto de una u otra forma, recorrí los pasillos con rapidez y sin darme cuenta estaba frente a la puerta del comedor.
Podía escuchar los gritos de Tokio desde fuera, peleaba con el profesor por medio del altavoz y con los siameses quienes le apuntaban con sus armas, la pelinegra les apuntaba de vuelta.— ¿Qué se supone que estáis haciendo? — grité entrando a la habitación, enseguida Tokio apuntó el arma hacia mí, moví mis manos haciendo señas tratando de calmarle — Helsinki, Oslo bajen las armas — pedí a los siameses sin resultado alguno, de pronto sentí una presencia a mis espaldas, era Viena quien entró armada apuntando a la pelinegra — Viena — la castaña me miró alarmada.
Nuevamente escuché pasos detrás míos, estos más apresurados que los de la chica, me giré con rapidez observando a Río abalanzarse sobre Viena.
— ¡Río, no! — exclamó Tokio al ver que se abalanzaba sobre Viena.
El crío apunto a la chica en la cabeza desde su espalda.
Hice una leve seña a Viena tocando mi costado con uno de mis dedos.
La castaña me miró sonriendo levemente, llevó uno de sus codos golpeando a Río dónde le indiqué, el chico se retorció haciendo una mueca de dolor. Viena tomó el poder apuntandole con su arma al crío quien ahora la veía desde el suelo, me giré nuevamente— ¿A dónde crees que vas? — pregunta Viena vacilona —
— Helsinki — le indiqué en ruso que bajara su arma, este atendió bajandola, siendo seguido por Oslo — ¿Ahora qué? — Pregunté, Tokio se giró hacia la cámara gritando nuevamente.
— Su historia de amor a mandado a la mierda vuestro plan de fuga — informó el profesor — Miré de reojo a Viena quien ahora ayudaba a Río a ponerse de pie — La policía sabe quiénes son, estáis en todos los telediarios — el profesor finalizó la llamada.
Tokio bajó su arma dejando de apuntarme, los ahí presentes intercambiamos miradas con seriedad.
Estaban jodidos
Nuevamente un disparo nos distrajo, esta vez tenía en mente que sería una buena noticia, me adelanté al resto saliendo del comedor, me dirigí al baño de mujeres en la planta baja con paso velóz.
Abrí la puerta con lentitud, dentro de los sanitarios se encontraba Denver quien movía el cuerpo de Mónica Gaztambide sin vida.— ¿Por qué no le has matado tú? — me preguntó Denver tomándome del cuello de mi traje alzando su puño amenazadoramente hacia mi rostro — Eres un cabrón de mierda, no te quieres manchar las manos de sangre, pero manchas las mías — se quejó soltandome —.
— Si vuelves a ponerme una mano encima estás muerto — amenacé, caminé hasta el cadáver de la mujer — hay una caldera de carbón en el sótano, déjala ahí, ya después le das una limpieza a todo esto — me giré hacia la puerta pasando aún lado de Denver.
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ℭ𝔦𝔞𝔬 𝔅𝔢𝔩𝔩𝔞 - La Casa De Papel
Fiksi PenggemarUn hombre reúne a nueve criminales con un solo objetivo: Asaltar la fabrica nacional de moneda y timbre de España. ¿Lograrán su cometido o terminarán tras las rejas? Primera temporada 💸 Primera y segunda parte ♡ La segunda temporada se encuentra en...