Capítulo veintidós

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* escena +18 adelante, soy nueva en eso, espero y les agrade :) * la música de multimedia es la que usaré como canción de la pareja*

- Joder

Entre al comedor cerrando la puerta tras de mí, bajé el cierre de mi mono hasta mi cintura dejando a la vista mi sostén, por un momento había olvidado que la cámara del profesor estaba sobre mí, cogí una goma de mi muñeca haciéndome una coleta.
Estaba acalorada por completo, había estado supervisando a las mujeres que necesitaban medicamento, bajando en diversos momentos a cuidar al resto de rehenes y de vez en cuando iba a ver a papá quien seguía excavando nuestra salida en una de las cámaras, trataba de echarle un cable pero su terquedad no me dejaba ayudarle y discutir con él me agotaba aún más.

Traté de abanicarme algo de aire con ayuda de mis manos, me senté en la mesa mirando a una pecera, lo que haría para darme un chapuzón.
Escuché el chirriar de la puerta a mi espalda, giré mi rostro mirando al causante de reojo.

- ¿Me esperabas? - Preguntó Berlín acercandose con una sonrisa juguetona -.

Sonreí levemente.

- Creí que estabas ocupado - me giré hacia él -.

- Para tí nunca lo estaré - dirigió sus manos a mi cintura, me estremecí al sentir sus frías manos en mi torso descubierto, me acerqué a él deteniendome a una distancia considerable -.

- Las cámaras

- ¿Qué pasa con las cámaras? - Preguntó sonriendo mientras miraba mis labios -.

Giré mi mirada a la cámara que estaba a unos metros de nosotros, lograba tener una buena perspectiva de lo que Berlín y yo hacíamos.

- Creí que querías que fuera un secreto - hice una mueca -.

- A la mierda los secretos - se acercó a mí cerrando el espacio que había entre nosotros, sus labios encajaban con los míos perfectamente, se movían con lentitud, con deseo y el calor que sentía antes no sé comparaba con el de ahora, Berlín acarició mi espalda con lentitud, recorría cada centímetro de ella con las yemas de sus dedos, nuestros labios se separaron -.

- Andrés - solté mirando sus labios -.

Berlín sonrió ampliamente pegandome a él.

- Escuchar mi nombre venir desde tus labios será mi cosa favorita desde ahora - susurró sobre mis labios -.

Sin perder un segundo uní mis labios con los suyos, besándolo con necesidad, nuestras lenguas danzaban tratando de ver quién dominaría el baile.

- ¿Le dejamos ver? - se separó de mí nuevamente, negué jalandolo del mono caminando hacia atrás -.

Fuera del alcance de la camara bajó sus manos hasta mi cadera haciendo que nuestros cuerpos chocaran, dejó besos húmedos en mi cuello bajando hacia mis pechos, se separó levemente subiendo sus manos hasta el seguro del sostén desabrochandolo con facilidad, me sonrió uniendo nuestros labios una vez más, coloqué mis manos en su nuca ocasionando que el beso fuese más intenso, subió sus manos por mi espalda acariciándola con suavidad.
Me separé de él recuperando el oxígeno, le miré con una sonrisa traviesa, lo tomé de la mano guiandolo hasta uno de los sillones, Berlín bajó su mono quedando en boxers y una camisa color gris que cubría su torso.

Me miraba expectante desde el sofá, me alejé de él levemente contoneando mi cadera, bajé mi mono por completo quedando únicamente en bragas, Berlín me miró mordiendo su labio inferior levemente.
Caminé con lentitud acercándome a él, podía notar su erección en los boxers que usaba, Berlín tomó mi mano acercándome más, me incliné hacia él posicionandome sobre sus piernas, mis rodillas se apoyaban en el asiento del sofá, llevé mis manos a su playera ayudándolo a deshacerse de ella, la arrojé a alguna parte de la habitación mientras le miraba, el mayor dirigió sus labios hacia mis senos besandolos, sus manos sostenían mi espalda pegandome hacia él.

- Andrés - gemí por lo bajo -.

Berlín continuó besando mis pechos mordiendolos ligeramente.

- Te necesito dentro - solté -.

- lo que quieras - gruñó -.

Bajó mis bragas levemente, imitando esto con sus boxers, de un movimiento acomodó su miembro dentro de mí, mordí uno de sus hombros callando un gemido al sentirlo, comenzó a dar embestidas lentas, ambos disfrutábamos los movimientos con placer, amaba sentirlo dentro de mí.

- Joder - jadeé moviendo mis caderas al ritmo del mayor -.

- Viena - gruñó

- Darlene

- ¿Qué? - me miró con una leve sonrisa mientras nos moviamos con lentitud -.

- Soy Darlene

Berlín sonrió, llevó sus manos a mi cintura dando embestidas con más rapidez, podía sentir como llegaba a mi punto.

- Darlene - gimió ronco

Ambos jadeabamos al sentir que llegábamos al orgasmo, gemía disfrutando las rápidas embestidas del hombre, mientras Andrés soltaba gruñidos al darlas, continuamos por unos minutos hasta sentir como se corría dentro mío.

El sonido del teléfono se hizo presente en la habitación luego de un silencio lleno de culpa y éxtasis.

- ¿No puede llamar más tarde? - me quejé recuperando el aliento -.

Berlín rió, me encontraba recostada sobre su pecho, Andrés acariciaba mi espalda con uno de sus dedos, me costaba moverme de lo cómoda que me encontraba, de lo segura que me sentía con él.
Se levantó con cuidado ocasionando que me sentara en el sofá, tomó mi mentón acercando su boca a la mía dejando un suave beso.
Lo miré con una sonrisa atontada.

Había acomodado su ropa interior con anterioridad por lo que se acercó al teléfono presionando el altavoz, miró a la cámara con una sonrisa.

- Diga - respondió bajando su mirada hacia el suelo de la habitación, se agachó ligeramente tomando su camisa colocándosela mientras esperaba respuesta del profesor -.

- ¿Se puede saber qué estás haciendo? - Preguntó con seriedad -.

- Bueno, creí que tal vez te sentías culpable por lo de antes - hubo silencio por parte de su línea - por haberme castigado sin hacer nada malo - el profesor continuaba en silencio - Así que, profesor, te confieso que estoy enamorado de una mujer extraordinaria.

Me sonrió ampliamente, le miré perpleja, Berlín podía ser un hombre duro, narcisista, pero no dejaba de ser atento y afectuoso.

- La inspectora quiere entrar a ver a los rehenes - cambió de tema repentinamente - prepárense para recibirla - finalizó la llamada -.

ℭ𝔦𝔞𝔬 𝔅𝔢𝔩𝔩𝔞 - La Casa De PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora