𝗥𝗘𝗗 | ❝ El mundo entero lo ha visto siempre como el superhéroe millonario que salva de los peligros a la ciudad; mientras que otros lo ven como el empresario egoísta, sarcástico, presumido y sin sentimientos que no piensa más que en sí mismo. Si...
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Capítulo25: - Theway we crush -
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Una incómoda gota de sudor atraviesa lentamente el recorrido que va de mi nuca hasta el inicio del cuello, resbalando sobre mi piel junto a un cosquilleo que va dejando conforme sigue su camino a la parte de mi blusa que corta de tajo con la sensación que me hacía percibir que estaba aún de pie frente a mucha gente que en mi vida había visto, de la cual se podía hacer un análisis rápido por la calidad de su vestuario y la formalidad que se debía únicamente a la mera ocasión.
No sé que ha pasado, pero alcanzo a detectar que han pasado sólo un par de minutos girando a una velocidad que podrías sentir cómo crecen los cabellos de tu cabeza. Un lapso que genera incomodidad e incertidumbre por una situación en la que quise evitar pensar por temor a lo que fuese a suceder gracias a las secuelas de una inestabilidad como la que avivaba dentro de la persona principal en este cuento. El chirriante sonido de aviso que ha hecho la caja metálica que nos ha traído hasta la desastrosa escena, se escucha debido a que es momento de que las puertas cierren y atienda a los demás pasajeros que se le unirán en el paseo de subida y bajada; así que no había marcha atrás, era el momento de dar ese paso que arreglaría gran parte de las incógnitas en las que permanecimos encerrados Tony y yo.
La carrera da inicio. El señor Stark ha sido el que dió el primer paso por la posición tan cercana a la salida, y por las luces parpadeantes de la pequeña pantalla del ascensor, sé que debo hacerlo yo también antes de que me quedé encerrada aquí. Las piernas me tiemblan, en otra ocasión hubiera aludido que no eran más que obra de usar los terribles tacones que tengo puestos justo ahora, pero sé que no tienen nada que ver. Es mi propio cuerpo el que se traiciona. Es la culpa recorriendo mis venas.
Nunca, a lo largo de mis veintisiete años, he sido una mujer a la que preocupe a niveles masivos el mentir o cometer algún error en particular ya que jamás he sido perfeccionista en esas cuestiones. Y al referirme a la culpa, sólo una ves me sentí como en este instante que hasta mi estómago es el que recibe las consecuencias de ello. Aún puedo sentir aquellos nervios cuando mi abuela se dedicó a lanzarme esa misma mirada de todos los días donde me demostraba cuan falta de sentimientos tenía hacía mí, pero en mi mente, jugaba con su voz dentro de mi cabeza recibiendo el peor de los regaños por ocasionar una catástrofe por la que sé que me odia; quizás para otras no signifique mucho, pero no fue lo mismo para la abuela. Ya que perder su yegua favorita, no fue un asunto fácil.
