Yo Sanaré tus heridas [NaruSaku] +18✔

Ella es hermosa.

Naruto

Dejé todo preparado para poder salir, las cosas de la empresa me las harían llegar un día a la semana. Ya que me iría casi por un mes con ella. No sé si estará bien pero por esa mujer yo daría todo.

Ella estaba sonriendo pero sabía en mi interior que estaba asustada, no de sustos de fantasmas, no, ella temía que esto no fuera real que sólo sea un sueño pero le mostraría que no es así. 

El viaje a Indonesia sería lo más relajante hasta para mí, es un lugar para despejar los pensamientos y hacer un poco de exploración por la isla. Debo admitir que nunca he ido y estoy emocionado yo también.

Llegamos a la isla, todo es muy verde en este lugar. Veo a Sakura por el rabillo del ojo como observa todo desde la ventana del auto. Se vistió muy linda, con un vestido con flores y unas bonitas sandalias, lo largo del vestido estaba perfecto, arriba de sus rodillas y sólo con tirantes. El clima aquí es algo variado. Sin calor pero tampoco hay frío, la parte norte de la isla era muy tranquila y privada.

Los bungalows eran privados, decidí eso porque creo que Sakura no quería llevarse con otra gente en los hoteles llenos de gente desconocida, quería privacidad para ella aunque lo admito, la privacidad era para los dos.

Llegamos y nos dejaron afuera del lugar. La carretera era de tierra mejor dicho de piedras, ella bajó y miró todo a su alrededor emocionada.

—Te gusta. —pregunté.

—Es muy bonito, te luciste muy bien Naruto. —espeta.

Le sonreí y entramos detrás del guía. Era muy espacioso y con contexto abierto, Sakura se adentró para revisar todo junto al hombre que nos vino a dejar. Dejé las maletas en la entrada y dejé salir el aire de mis pulmones en un suspiro.

—Naruto. —la escuché decir mi nombre y caminé hacía ellos.

—¿Sucede algo?. —dije.

—Si.., bueno hay sólo un cama. —dice con vergüenza.

—Creo que hubo un error, yo pedi que hubieran dos camas pero...—musite.

Miré al hombre quien revisaba su agenda y lo vi ponerse nervioso.

—Esta bien. —la miré y ella me sonrió.

—¿Que quieres decir?. —dije y ella negó con su cabeza.

—No importa, a demás no quiero dormir sola. —dijo.

—Si tú estas bien, yo también lo estoy.
—me acerqué y le di un beso en su frente.

El hombre se disculpó por el error y se marchó no sin antes decir que enviaría a otras personas para llenar de raciones la cocina. Esto parece un show de supervivencia.

Salimos a la terraza y teníamos una piscina para nosotros dos solos. Sólo vendrían a dejarnos los tres tiempos de comida cada día y hacer limpieza.