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35 | Ha vuelto

-5 meses-

Scarlett

Estaba tumbada en el sofá con Justin. Él mantenía su oreja pegada a mi estómago mientras hablaba con un amigo y yo le miraba con una sonrisa, acariciándole el pelo.

—¿Qué color te gusta más? ¿Hacemos tu habitación azul o roja? —decía—. Creo que debería ser azul porque a los niños les gusta ese color, ¿verdad?

—A mí también me gusta —intervine.

—Yo... —dijo, señalándome—, no te estoy hablando a ti, señorita. —Volvió a apoyarse en mi estómago—. Así que entonces, ¿la pintamos de azul?

Jadeé al sentir una patada en la barriga y Justin levantó su cabeza.

—¡Dios mío! ¡Una patadita! —dije emocionada, tocando la mejilla de Justin.

—La... ¡La he sentido en la mejilla! —Reía—. Vale, a lo que íbamos... Espera, tengo una nueva pregunta... ¡Sí! ¿Quieres más a papá que a mamá? —preguntó, mientras yo entrecerraba los ojos.

—Eso es trampa... ¡Otra! —Volví a jadear al sentir otra patadita.

—¡Bien! —exclamó a la vez que sonreía.

—¡Podría ser un no! —discutí. Me enseñó la lengua.

—¡Mentira! Aún no ha ni siquiera nacido y ya me quiere más a mí que a ti —dijo mientras yo ponía una cara triste.

—No recibo amor. —Pero él me dio un besito en los labios.

—Pero si te sigo queriendo, tanto como a nuestro pequeño bebé. —Me abrazó.

—Vas a consentirle.

—¿Y para qué están los padres? —Yo me reí—. Venga, vamos a dormir un poco. Necesito que la mamá embarazada y el bebé tengan su buen sueño. —Me cogió en brazos.

—No me puedo creer que sigas pudiéndome coger cuando peso como diez veces más.

—Subestimas mi fuerza muscular, Sra. Bieber —dijo. Rodé los ojos.

Me dejó en la cama y se colocó al lado mío después de taparme con la manta. Acerqué mi cara a su pecho y le cogí de la camisa.

—Te amo, Scar —me dijo y entonces me besó en el cabello.

—Yo también te amo, Jay —le dije.

Caí en un sueño tranquilo mientras él me daba un suave masaje con sus dedos en la espalda.

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Al día siguiente, me desperté justo cuando Justin estaba por irse. Me senté a su lado mientras se comía el desayuno con rapidez porque iba tarde como siempre.

—Mama Jen, por favor, recuérdale que se tome los comprimidos de calcio a su hora y que coma cuando debe porque sé que no se va a acordar —le dijo.

—¿Sabes que tengo un bebé dentro de mí, pero que no soy yo? —Entrecerré los ojos.

—Pues actúas como una bebé cuando se trata de tomarte tus medicamentos —dijo, limpiándose la boca antes de levantarse—. Dame algo de amor antes de que me vaya. —Puso su mejilla cerca de mi cara.

Le di un beso en la mejilla, haciendo un sonoro ruido. Él me lo devolvió en los labios y después volvió a dar otro beso más, esta vez en mi barriga de embarazada.

—Nos vemos esta noche. Cuídate. —Y se fue.

Subí de nuevo a mi habitación para hacer mi rutina diaria. Después Mama Jen me dio un buen desayuno que necesitaba.