Capítulo 3

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Kara Danvers

Estaba saliendo de la ducha cuando el desayuno que había pedido hace unos minutos atrás llegó. Me puse el albornoz y fui a tomar la bandeja. Me encontré con literalmente un banquete frente a mí. Miré al chico del servicio de habitaciones.

—Yo no pedí todo esto, señor— dije apenada. Me sentía culpable de que el chico tuviera que ir por las simples tostadas con mantequilla que yo había ordenado.

—Esto se lo mandaron específicamente a usted, señorita Danvers—me dijo con una sonrisa amable. Le dí el paso para que empujara el carrito dentro de la habitación y luego le di una propina. El chico dejó la habitación.

Fui a mi maleta para tomar unos shorts deportivos y una camisa deportiva para comenzar a desayunar. Lo puse todo sobre la cama, peiné y desenredé mi cabello. Me coloqué perfume y me dirigí a la cama aún con pies descalzos para ver qué era lo que habían mandado para mí. Seguramente lo enviaba Mike por parte de la empresa, pensé.

Destapé las bandejas y me encontré con frutas pulcramente cortadas, algunos huevos revueltos y jamón, chocolate para untar y waffles. Había una jarra de jugo y café recién hecho. Era demasiada comida.

Unos golpes en la puerta me sacaron del asombro. Fui a abrir nuevamente a ver qué había pasado con el servicio.

Una Lena con un sweatpants gris y una camisa cuello en V que se amoldaba en su rostro fue lo que me sorprendió. Esta mujer recién levantado era lo más sexy que hubiera visto en mi puta existencia.

Me -casi- sonrió y pasó como si yo la hubiera invitado a hacerlo. Cerré la puerta y la miré incrédula.

—Llegué justo a tiempo—dijo dándose vuelta para encararme —Buenos días —levantó una de sus comisuras.

—Buenos días—respondí confusa. Yo ni siquiera había terminado de arreglarme. Tenía solo la ropa interior debajo de albornoz.

—Imaginé que te gustaría un desayuno simple así que solo mandé a pedir esto, pero si deseas otra cosa solo dime— dijo mirando el banquete y luego a mí.

— ¿Tú pediste esto? —abrí los ojos. Con asombro, como se estaba volviendo costumbre desde que entablo conversaciones con esta mujer.

—Quiero desayunar contigo—me miró seria, respondiendo con una simpleza que la envolvía. ¿Todo era tan simple y fácil para ella?

Reanudé mis pasos a la cama y volví a sentarme al centro,  tomé un tenedor y comencé a comer, tomando un poco de frutas. Miré a Lena que no se había movido de su lugar.

—¿Qué esperas? —dije con un atisbo de sonrisa por mi boca llena. —Se enfriarán los Waffles.

Se sentó a mi lado después de unos segundos de sopesarlo y comimos tranquilas, la comida estaba realmente rica. No sabía qué decir, no sabía en realidad que estaba haciendo ella en mi habitación. No terminaba de comprenderlo. Esto es peligroso en absolutamente todos los ámbitos.

La miré. Hasta comiendo se veía sexy.

Subió la mirada y se dió cuenta de lo que estaba haciendo, sin embargo continuó sin decir nada.

Cuando terminamos de comer ella tomó la bandeja del desayuno y lo dejó afuera de la habitación para que lo retiraran luego. Se volvió dentro y se detuvo en el umbral de la puerta del baño, donde yo me estaba lavando los dientes.

—¿Qué? —dije aún con el cepillo de dientes en mi boca.

Apaciguó una risa.

Me enjuagué la boca y me sequé. Salí del baño y tomé mi iPad Pro para ver la agenda de hoy. Eran las 8:30am, tenía algo de tiempo antes de la reunión de hoy.

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